El diario New York Times publica hoy una nota sobre el súbito cambio en la política migratoria del Presidente Trump, al haber instruido a las autoridades del Departamento de Control de Inmigración y Aduanas -ICE por sus siglas en inglés- pausar ampliamente las redadas y arrestos de migrantes en la industria de la agricultura, los hoteles y restaurantes. En La Hora señalamos que esos tres campos son posiblemente los que más migrantes ocupan y según la información, muchos empresarios y simpatizantes de Trump están perdiendo dinero por el daño que esa persecución hace a personal que es vital para ellos.
Durante la campaña Trump enfatizó que los migrantes eran una partida de criminales que cometían robos, asesinatos y violaciones y la promesa de expulsarlos impulsó fuertemente al candidato republicano; indudablemente que entre los migrantes, como entre los ciudadanos de ese país y los de todo el mundo, hay criminales, pero la generalización se está mostrando como errónea, para decir lo mínimo. En efecto, Estados Unidos llegó a generar una gran dependencia en varios campos de la actividad económica, de esa fuerza de trabajo de los migrantes, y ello se está sintiendo ahora que muchos están escondidos y no van a sus labores.
Durante generaciones, Estados Unidos ha recibido migrantes de todo el mundo y en buena medida su crecimiento y fortaleza económica se nutre de ese aporte; todos sabemos que a finales del siglo XIX se produjo el masivo flujo de italianos que huían de las condiciones de vida en su país y si bien entre ellos llegaron algunos miembros de la mafia, no todos los italianos actuaban al margen de la ley y la inmensa mayoría aportó mucho al país que los acogió.
Nosotros sabemos el valor del migrante porque nuestra economía tiene un alto nivel de dependencia de las remesas que mes a mes envían para mantener a sus familias y reconocemos su esfuerzo, trabajo y sacrificio. Obviamente entre los guatemaltecos que han llegado tiene que haber algunos que ven en la delincuencia una forma de hacer dinero, pero obviamente son una minoría poco significativa. En cambio, la industria agrícola, el negocio hotelero y el de los restaurantes encontraron en ellos la mano de obra calificada y dedicada que les ha ayudado a crecer. Muchos norteamericanos ya no se interesaban en esa clase de trabajos, además de que sus aspiraciones salariales son muy altas, lo que generó la contratación masiva de migrantes que destacan por su habilidad para el desempeño de las labores que les encomiendan.
Es imposible saber si la nueva disposición notificada a ICE según el New York Times será duradera, porque es más época de impulsos que de estrategias, pero lo cierto es que la ausencia de los migrantes en esos trabajos ha causado un serio daño a la actividad económica y confirma el aporte que los nuestros hacen diariamente a la economía norteamericana.