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A lo largo de la historia universal hay abundantes casos para tipificar lo que es y cómo funciona el famoso “poder tras el trono” aunque probablemente los casos más frecuentemente citados como ejemplo sean el del cardenal Richelieu quien gobernó de facto tras el trono durante los reinados de Luis XIII y Luis XIV, antes de la Revolución Francesa y el de Rasputín con el Zar Nicolás II en Rusia. Consiste en que las decisiones del poderoso son dictadas por un consejero que no está sentado en el trono pero que, desde atrás, es quien realmente tiene y ejerce el poder, convirtiendo al funcionario principal en figura decorativa, situaciones que hemos visto muchas veces en Guatemala, destacando el papel jugado por el famoso Miguelito dando órdenes a Giammattei y siendo el poder real del país.

Pero ese asunto ha cobrado relevancia luego de varias situaciones que se han dado en el ente encargado de la investigación penal en el país, el Ministerio Público, en donde la Fiscal General, Consuelo Porras, opera bajo lo que parece ser el control de un selecto grupo de asesores en el que destaca, por obvias razones, Ángel Pineda, Secretario General de la entidad. En varias oportunidades han circulado informes en redes sociales, ratificadas por personas del MP que no quieren ser identificadas por obvias razones, sobre las situaciones en las que ella se ha ausentado del trabajo, aunque todo sigue funcionando con aparente normalidad porque alguien se encarga de dirigir el barco.

La resolución del 20 de diciembre del 2023 de la Corte de Constitucionalidad, al rechazar un amparo presentado por varios abogados en contra del artículo 14 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, estableció claramente que una causa justificada para la remoción de la Fiscal, de conformidad con el artículo 251 de la Constitución de la República, sería su incapacidad física o mental. En ese caso, el Presidente puede removerla con causa justificada, lo cual explicaría por qué hay tanto celo para mantener en secreto la salud de Consuelo Porras.

Tal y como lo dijimos el sábado, la salud de Consuelo Porras se convierte así en un asunto de Estado y en la investigación publicada hoy sobre el tema se explican las situaciones que han dado lugar al interés de algunos sectores y de la ciudadanía por la notoria influencia que se ejerce detrás del trono en la actual administración del Ministerio Público. Las ausencias de la Fiscal en conferencias de prensa, su notoria ausencia en actos oficiales, así como la utilización de una cuenta de redes sociales a su nombre, cuando se sabe que ella no solo no usa el celular y la computadora para ese fin, sino que además no es una mujer que se apoya en la tecnología, son temas que vale la pena analizar para entender si realmente estamos frente a otro fenómeno histórico del control que se puede ejercer detrás del trono.

Redacción La Hora

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