El tema de la saturación e incapacidad portuaria de Guatemala ha sido objeto de numerosos análisis y protestas, especialmente de quienes dependen de la diligencia con que se pueda importar o exportar productos, aspecto vital para la economía del país y que no ha sido atendido por autoridades que ancestralmente se han desentendido del asunto. Ayer, el gobierno de Guatemala suscribió un acuerdo entre nuestro país y Estados Unidos para fortalecer el sistema portuario mediante una alianza estratégica que fue presentada por el Almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, para provocar lo que calificó como “histórica transformación”.
El gobierno de Arévalo suscribió el acuerdo que tendrá un gran impacto en nuestro comercio exterior, agilizando de una manera sin precedentes la carga y descarga de los barcos que diariamente llegan al Puerto Quetzal, cuya infraestructura no solo es ya insuficiente sino además ha sufrido los efectos del abandono de autoridades que no se ocuparon por el necesario mantenimiento. Nuestros puertos han sido otro ejemplo claro y concreto de las consecuencias que tiene el tener gobiernos centrados en corrupción y con nexos con el crimen organizado que se preocupan únicamente por realizar negocios para llenar maletas con dinero, producto de sobornos, pero que no se interesan por lo que el país realmente necesita.
En los puertos las contrataciones que se han hecho vienen siendo señaladas por el favoritismo que hay para particulares que mediante sobornos se aseguran los negocios, situación que viene de décadas sin que nadie mueva un dedo para ponerle fin a esas sucias operaciones. Sin duda porque hasta las más altas esferas resultan salpicadas por las multimillonarias mordidas que caracterizan cada uno de esos contratos.
La decisión de llegar a un acuerdo con Estados Unidos en esta alianza estratégica es de enorme importancia pues no se limitará a la ampliación inmensa de la capacidad, llevándola al doble de la existente, sino que además se podrán implementar acciones para acabar con el control que las mafias, incluida la del narcotráfico, tienen sobre el sistema portuario nacional.
Importante es señalar que la operación llega tras un período de intensos estudios y evaluaciones en las que se determinó la situación y condición de Puerto Quetzal. Consultados los expertos norteamericanos sobre si habían detectado presencia o intereses de China en el manejo de nuestros puertos dijeron que no habían encontrado nada de ello, afirmación que contradice lo que ha dicho el Ministerio Público que anunció investigaciones contra Arévalo por supuestos nexos con los chinos en dicho puerto.
Pocas veces tenemos la oportunidad de escribir sobre algún paso trascendente que puede tener enorme impacto en la economía del país y el bienestar de tanta gente que termina pagando el aumento de costos del proceso de importación de productos. Ojalá que esa “histórica transformación” termine como se planea, para demostrar que en Guatemala sí nos podemos liberar de los operarios de la corrupción que siempre buscan hacer de las suyas.