Uno de los temas que se ha convertido en una especie de calvario cotidiano para millones de guatemaltecos es el problema del tránsito que se sufre tanto en calles y avenidas de todos los poblados y en las carreteras de todo el país. El descuido de las autoridades ha terminado provocando una anarquía absoluta que no solo significa enorme pérdida de tiempo sino también graves riesgos para la vida, pues está comprobado que ante la displicencia de las autoridades cada quien hace lo que le da la gana sin respetar siquiera elementales y vitales normas de seguridad.
El video difundido ayer sobre el accidente en el que se vio envuelto uno de los miles de “taxis pirata”, que dejó un muerto y varios heridos, sirve para entender a qué nivel hemos llegado en cuanto a ese abuso y descuido, así como los riesgos que se corren simplemente por tener que salir a la calle y meterse en esa locura vial que existe. Cada quien hace lo que le da la gana y las autoridades encargadas de la regulación vial no ejercen la fuerza que se debe y la persistencia que se tiene para el cobro de multas, por citar un ejemplo.
La carencia de sistemas efectivos de transporte público ha generado el crecimiento incontrolado de unidades que prestan el servicio sin tener que llenar ningún requisito, se prestan a la delincuencia y son taxis/carros rodados que entran sin control alguno y eso aumenta el peligro. Qué decir de la antigüedad de los buses que se suma a la forma en que contratan a los pilotos sin disponer siquiera de la licencia que exige la Ley de Tránsito para quienes se dedican a esa actividad. Los taxis pirata proliferan por la necesidad del crimen y en la medida en que no mejore el sistema diseñado para atender esa vital necesidad del ser humano, el problema se agrava sin que veamos acciones concretas.
En las calles de Guatemala, congestionadas por la inmensa cantidad de vehículos de dos o más llantas que circulan, cada quien hace lo que le da la gana; cualquiera pone sus “luces de emergencia” y se estaciona donde quiere, obstruyendo un carril por el tiempo que desea y sin pensar, en absoluto, en lo que eso significa para el incremento de embotellamientos. La sociedad tiene que asumir responsabilidad y entender que contribuyen al descalabro.
Tenemos que entender que ese descuido, el cual viene ya de hace muchos años, tiene un altísimo costo en vidas humanas que son irreparables, puesto que cualquier vía pública es un lugar de riesgo dada esa falta de responsabilidad y de respeto a las normas más elementales. Los motoristas no respetan carriles y hacen, también, lo que les da la gana sin que nadie haga respetar las normas. Ver ese video pone los pelos de punta porque explica que aunque usted vaya despacio y respetando las leyes, está expuesto a riesgo de muerte por tanto irresponsable y abusivo.