León XIV, el nuevo Papa.
León XIV, el nuevo Papa. Foto: La Hora/AP.

El 15 de mayo de 1891 el Papa León XIII publicó su Encíclica Rerum Novarum, (De las Cosas Nuevas) justo cuando empezaba la llamada Revolución Industrial, y en la misma abogaba por temas puntuales de justicia social que incluían, en contraste con las ideas del socialismo, el derecho de todos los seres humanos a la propiedad privada, junto con el derecho a remuneraciones justas por el trabajo realizado. Fue la pieza clave para definir lo que se conoce como la Doctrina Social de la Iglesia y el tema cobra especial importancia porque tras ser investido como Pontífice, el Cardenal Robert Prevost decidió que su nombre como Papa sería León XIV.

Luego explicó por qué eligió ese nombre, diciendo: Hay diversas razones para ello, pero principalmente porque el Papa León XIII, en su histórica encíclica Rerum Novarum, abordó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial. En nuestros días, la Iglesia ofrece a todos el tesoro de su doctrina social en respuesta a otra revolución industrial y a los avances en el campo de la inteligencia artificial que plantean nuevos desafíos para la defensa de la dignidad humana, la justicia y el trabajo.” La cita textual del mensaje que publicó oficialmente la Santa Sede es importante porque señala la piedra angular de la postura del nuevo Pontífice.

La justicia social, sin intenciones políticas relacionadas con la búsqueda del poder, ha sido una aportación esencial de la Iglesia Católica a partir de esa Carta Encíclica publicada a finales del siglo diecinueve, inspirando a muchos católicos alrededor del planeta. El mundo moderno plantea, como es natural, enormes oportunidades pero también grandes desafíos para preservar sin ninguna cortapisa la dignidad del ser humano creado por Dios, razón por la que en este turbulento presente, cuando se evidencia el esfuerzo por crear un nuevo orden mundial, la decisión y el compromiso de León XIV adquiere una enorme importancia.

La Iglesia no es ajena a los conflictos y confrontaciones que se dan alrededor del mundo y su voz resulta determinante dada la enorme cantidad de personas (más de mil cuatrocientos millones) que practican la fe católica. Obviamente, las influencias terrenales tienen peso en la práctica de la fe y por ello la guía papal cobra tanta importancia para evitar radicalismos, de uno y otro lado, a fin de compaginar el compromiso de la vida diaria con los fundamentos de la religión.

Siempre es importante la guía espiritual, pero aún más cuando la agitación mundial se incrementa por la presencia de tendencias que responden más a caprichos que a la lógica y por alguna razón que se entenderá con el tiempo, el Colegio Cardenalicio eligió a un Pontífice con la claridad y sentido común para ser el pastor que las ovejas necesitan en la actualidad.

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