Usamos como titular la muy conocida expresión popular que se usa para señalar cuando se quiere distraer la atención para que no se vea lo que no conviene, especialmente en situaciones en las que se quiere evitar que se conozca una verdad desagradable. Y es que justamente eso parece ser la acción confirmada por el Ministerio Público tras 478 días de hacerse los papos ante los numerosos actos con indicios de corrupción ocurridos en el gobierno de Alejandro Giammattei, quien tuvo como su cariñoso operador a Miguel Martínez.
Son ocho las propiedades de Martínez sobre las cuales el MP presentó solicitud de medidas ante el Juzgado de Extinción de Dominio y su valor se estima en diez millones de quetzales, cifra que por supuesto es inmensa en comparación con la capacidad financiera que tenía el susodicho antes de que su pareja llegara a la Presidencia, pero que es risible si se toma en cuenta la fortuna que ambos amasaron. Se sabe que solo con las vacunas Sputnik y la famosa alfombra rusa se pudieron haber embolsado cifras incomparables con esos diez millones.
Si se llegara a determinar que las propiedades, a nombre de terceras personas o sociedades, son producto del enriquecimiento ilícito de Martínez como Jefe de Jefes y, en consecuencia, se declarara la extinción de dominio, todo sería como robarle un dulce a un niño luego de que se rompió una gran piñata. Pero para el Ministerio Público sí que es importante y fundamental esta acción porque sirve, precisamente para tapar el ojo al macho y “demostrar” que sí están realizando investigaciones sobre esa tan especial pareja.
No hace falta ser mal pensados para suponer que todo esto es compadre hablado porque si resultara que el precio a pagar por el saqueo escandaloso que se hizo de los recursos del Estado durante los cuatro años de gobierno de Giammattei y compañía, termina siendo apenas de diez millones de quetzales (un poquito más de un millón de dólares), eso terminaría siendo otro negocio redondo para la mafia.
En efecto, taparle el ojo al macho es vital para callarle la boca no solo a La Hora sino a una ciudadanía que sabe perfectamente que esa pareja ha sido la que más dinero ha robado en la historia del país, lo cual es ya muchísimo decir en esta patria tan saqueada por una enorme cantidad de sinvergüenzas, sin que absolutamente nadie mueva un dedo para sancionar el inmenso robo.
Pero es tan burda la acción que no hace sino confirmar el guante de seda que usan para esa pareja y no sería raro que en poco tiempo desaparezca del mapa Miguel Martínez tras el conveniente aviso que ha recibido.