Nadie es superior a la ley repiten insistentemente los netcenteros del Ministerio Público cuando anuncian casos o investigaciones, aunque estén en reserva, y que ellos difunden sin ningún empacho. Creemos que cualquier indicio de acciones delictivas tiene que ser investigado y que si se cree que algunos guatemaltecos incurrieron en delitos durante las protestas del 2023 no están, efectivamente, arriba de la ley y deben rendir cuentas y ser objeto de las investigaciones que sean necesarias.
Pero obviamente no se puede dejar de marcar el enorme contraste entre la diligencia que muestran los fiscales en esos casos, como en los que plantearon contra los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, con la indiferencia ABSOLUTA que muestran ante indicios tan sospechosos como los que existen alrededor de muchos de los negocios que hace el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social. No digamos la forma en que meten bajo la alfombra, como los millones que mandaron los rusos, cualquier denuncia que exista sobre sucios negocios realizados por la parejita que se enriqueció empobreciendo a Guatemala.
No es extraño pues una y otra cosa, los negocios del IGSS y los de Giammattei y Martínez, son la misma cosa. ¿Puede alguien creer que sin jugarles el juego puede el Presidente del Seguro Social seguir teniendo ese enorme Consuelo de que nadie, absolutamente nadie, en alguna fiscalía del Ministerio Público investigue ninguno de los muchos negocios denunciados? En la vida todo tiene una lógica y hay que buscar las razones para entender las actuaciones.
Efectivamente los bloqueos realizados pueden haber perjudicado a muchas personas, pero los efectos que en la ciudadanía tiene la corrupción son inconmensurables, incluyendo gente que muere por el total abandono que hay para promover el desarrollo humano debido a que el Estado fue secuestrado para que sirva, única y exclusivamente, a los operarios de la corrupción. Toda “obra que no deja sobra”, para citar aquellas palabras de quien fuera representante aquí de la Organización Internacional de las Migraciones, queda fuera de la órbita de un Estado que deja que sus niños mueran de desnutrición porque sus funcionarios están concentrados en los negocios oscuros.
Si nadie fuera superior a la ley, como dicen los voceros oficiosos de Porras y Pineda, no existiría esa enorme coraza que hay no solo para Giammattei y Martínez, quienes cumplen 471 días gozando de enorme Consuelo y disponiendo de un eficiente Ángel de la guarda, sino para hacerse de la vista gorda de negocios que siguen haciendo los que, muy cumplidamente, les siguen pasando su parte de las comisiones que se embolsan.
Ayer hablamos del rescate del sistema de justicia y es que el mismo sí que debe garantizar que NADIE sea superior a la ley, incluyendo a esos peculiares dinámicos.