La muerte del Papa Francisco actualizó un viejo documento que, según la versión oficial, estuvo perdido durante años en los archivos del Vaticano. Foto La Hora- Diseño/ Roberto Altán.
La muerte del Papa Francisco actualizó un viejo documento que, según la versión oficial, estuvo perdido durante años en los archivos del Vaticano. Foto La Hora- Diseño/ Roberto Altán.

La muerte del Papa Francisco actualizó un viejo documento que, según la versión oficial, estuvo perdido durante años en los archivos del Vaticano y que fue “rescatado” cinco siglos después de, supuestamente, haber sido redactado por el Obispo Malaquías y en el que se predice el fin de la Iglesia que algunos estiman llegará en el año 2027. Conocedores y estudiosos del tema creen que el documento fue escrito con intereses perversos, pero desde hace décadas se menciona cada vez que muere un Pontífice.

En la predicción, conocida como La Profecía de los Papas, se detalla que al último Papa le tocará presidir la Iglesia en medio de tribulaciones muy graves en las que él, como buen pastor, deberá guiar a sus ovejas, es decir a todos los fieles. Muchos Papas han tenido que trabajar en medio de graves tribulaciones que van desde las guerras hasta condiciones de hambre que periódicamente han afectado a millares de personas, y el Papa Francisco no fue ajeno a esa dolorosa tradición puesto que le tocó vivir conflictos internacionales que generaron guerras, como la de Ucrania y la de Gaza, que para él fueron grandes preocupaciones, al tiempo que le tocó la pandemia del 2020 que alteró por completo las costumbres de vida, y también oró por crisis humanitarias causantes de mucha pobreza, violencia y migración a niveles jamás pensados.

Hoy en día, en la semana del fallecimiento del Santo Padre, repasar la situación mundial obliga a profundas y serias reflexiones porque ya estamos inmersos en una crisis comercial que tendrá efectos devastadores sobre toda la humanidad y el tema de la migración, lejos de ser enfrentado mediante la eliminación de las causas de ese fenómeno, es ahora objeto de medidas que ignoran, por completo, las condiciones que obligan a millones de personas del mundo a salir de su tierra en busca de oportunidades y mejor nivel de vida provocadas por políticos, sus aliados y la falta de institucionalidad que aniquila el desarrollo integral de millones.

Y en el plano local, vemos cómo hay gente que toca a Dios con una mano y con la otra allana los caminos de la impunidad, la manipulación al tiempo que protegen a operadores de la corrupción y el crimen organizado.

Sin duda que el próximo Papa tendrá que dirigir a la Iglesia en medio de lo que se puede ya predecir como un nuevo orden mundial que altera, por completo, las condiciones vividas durante el primer cuarto de este siglo XXI. La Iglesia pregona que los Cónclaves son el escenario para que la fuerza del Espíritu Santo se manifieste en la selección del Pontífice que dirigirá la religión católica, pero los cardenales son, al fin de cuentas, humanos como cualquiera y no se puede descartar la presencia de intereses que nada tienen que ver con la fe.

El mundo entró en una etapa sin precedentes a partir de este 2025 y los efectos del “nuevo orden mundial” se verán en la vida diaria y la guía de un Pontífice entregado a guiar a sus ovejas resulta mucho más importante.

Redacción La Hora

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