
La obligación de elegir a un nuevo miembro de la Junta Directiva del Congreso, luego que la diputada Karina Paz fuera expulsada del Partido VOS y la CC otorgara un Amparo a esa agrupación política, viene a complicar aún más la ya tensa situación que se vive en el Organismo Legislativo y que no se limita únicamente al tema del aumento de salario que se recetaron los diputados y que ahora está en manos, nuevamente, del pleno de diputados, pero el notorio interés por preservar ese incremento hace que los distintos bloques se abstengan de definir temas de agenda para próximas sesiones.
Algunos dicen que toda crisis presenta oportunidades, pero en el caso de nuestro Poder Legislativo ese tema está realmente por verse. Es indudable que se mueven muchísimos intereses y que el asunto del salario, por jugoso que sea el aumento, no elimina la ansiedad por otras fuentes de ingreso que han sido muy lucrativas para esos “representantes del pueblo”. No podemos olvidar que los actuales diputados se recetaron muchísimos millones con la aprobación del Presupuesto 2025 que asignó partidas sin precedentes a los famosos Consejos de Desarrollo, esos que han sido la mina de oro para muchos de los integrantes del Congreso a lo largo de los años. El Ejecutivo podría actuar en ese campo, reorientando el papel de los Codedes para arrebatarlos a las mafias, pero está por ver si saben aprovechar el momento.
Pero quedan otras cuestiones que obligan a los diputados por hacer su parte si es que quieren ser parte del famoso tema de los Codedes y por ello debe encontrarse una forma para que los congresistas regresen al redil a los que ahora no quieren sesionar. La ruptura que hay entre distintas bancadas es fuerte y si la actual legislatura surgió marcada por la existencia de diferentes partidos, lo que ha pasado en lo que va del año es mucho más serio y complejo.
Si en realidad los diputados fueran representantes del pueblo, tendrían que entender el mensaje que dieron los ciudadanos en las urnas para repudiar las prácticas corruptas que han desbaratado la institucionalidad de Guatemala, destruyendo los tres poderes del Estado y hasta instituciones autónomas, como se puede ver con la misma Usac y el IGSS, que podrían ser el estandarte de esas autonomías.
Aunque la situación pueda alentar la idea de que esta crisis se convierta en oportunidad para emprender una ruta distinta, honestamente hablando se ve complejo, aunque no imposible; insistimos que hay muchos diputados que queriendo acceder a los fondos de los Codedes deben tener que responder a una guía del Ejecutivo que a su vez debe aprovechar esta oportunidad para incentivar las reformas que fueron el mandato del 2023.
El país está urgido de cambios y ello debiera abrir una oportunidad, pero la misma se complica ante la realidad irrefutable de que muchos “padres de la Patria” están allí para exprimirla de manera absoluta.