En Colombia fue capturado Cristhian Estuardo Vaides Fión, guatemalteco conocido como El Tuerto o La Mente Maestra por el papel que ha jugado en el tráfico de drogas en toda la región, demuestra hasta qué punto los carteles de la droga se han ido empoderando en nuestro país, aprovechando las circunstancias tan especiales que ha generado un sistema podrido por la corrupción. Vaides Fión no se dedicaba únicamente a trasegar droga, lo que lo convirtió en uno de los narcos más buscados por Estados Unidos, si no usó sus inmensos recursos para convertirse en contratista del Estado.
Hace mucho tiempo venimos diciendo que las enormes ventajas que por el tema de la corrupción se han dado al destruir el sistema de justicia terminarán beneficiando a los grupos más poderosos y más peligrosos, precisamente los vinculados con el narcotráfico y los ladrones que vienen saqueando al Estado no podrán competir con ellos. “La Mente Maestra” no se conformó con enriquecerse con el tráfico de estupefacientes, que crece en la medida en que el Estado se debilita por el tema de la impunidad, si no incursionó en esa inmensa arca abierta de la corrupción.
Cuando los “contratistas” del Estado, que en su mayoría operan con sobornos, tengan más competidores que están pupusos de dinero por la droga, no podrán hacer absolutamente nada más que plegarse a esa nueva norma, ese nuevo orden legal que se impuso en el país supuestamente para servirles a ellos, pero que terminó dejando espacios libres para que cualquier operación ilegal pueda darse en el país sin miedo a la justicia.
En el gobierno de Giammattei el país alcanzó los más altos niveles de corrupción de la historia y las instituciones públicas cayeron en las garras del vicio y las mordidas. Muchas municipalidades no se quedaron atrás y fue en ellas en las que La Mente Maestra decidió iniciar su aventura como contratista del Estado, logrando jugosos contratos que le permitían de alguna manera “lavar” su dinero. Baboso sería cualquier narco que, sabiendo la podredumbre existente, no la aprovecha para su propio beneficio y cuando vengamos a darnos cuenta ya no serán los operarios de la corrupción de siempre los que controlan el aparato estatal, sino estas tenebrosas nuevas fuerzas. La arca de la corrupción y el narco.
No hemos querido entender que el manoseo de la justicia tiene un elevado costo para la sociedad y que el fomento de la impunidad para los peores delincuentes atraerá a muchos porque saben que solo pueden ser capturados si salen del país, como le ocurrió a Vaides Fión. Si Estados Unidos no requiere narcotraficantes, poco pasa.