
Por definición los diputados son los legítimos representantes del pueblo y, en consecuencia, tienen no solo el deber de actuar como tales, con responsabilidad y apego a valores y principios, sino a ejercitar de manera ejemplar esa representación. Tristemente en nuestro país hace ya muchos años que eso dejó de ser la esencia de un Congreso, cuyos miembros actúan y proceden de maneras que no son, en ningún sentido, edificantes ni, mucho menos, propias de alguien que se supone debe actuar todo el tiempo por y para el beneficio de sus representados.
Una de las cuestiones que pesaron mucho en la pasada elección es el cansancio de la ciudadanía por el comportamiento ya tradicional de nuestros políticos y de allí el claro mandato que se expresó buscando un cambio radical en la conducción del país y ello debe obligar a quienes fueron electos a tomar actitudes que rompan con los vicios del pasado. El incidente del pasado fin de semana ocurrido en la ruta que de Antigua Guatemala conduce a la capital, en el que volcó el vehículo que conducía el diputado Samuel Pérez, electo como miembro del partido Semilla, que fue el seleccionado por los ciudadanos para dar ese golpe de timón, debe obligar a una reflexión profunda y al cambio de actitudes que han hecho al joven político, presa de las viejas mañas.
A todos nos puede ocurrir un accidente cualquier día de estos. Más allá del accidente, ha existido un patrón del diputado que se ha visto envuelto en momentos en horas de la madrugada que no le edifican. Pérez publicó un tuit el sábado diciendo que estaba bien, pero no habló de los señalamientos de haber estado bajo los efectos de alcohol ni presentó un examen de sangre que descartara tales señalamientos. Por lo aparatoso del accidente no hubiera sido nada extraño que fuera conducido a un hospital para hacerle una evaluación médica.
Y hubiera sido oportuno abordar las cosas de forma transparente e integral, porque los Netcenters se dedican a tergiversar muchas cosas y guste o no, hay demasiada gente que se cree cualquier cosa que se publica y no se da a la tarea de verificar la información. Una disculpa pudo haber sido una muestra de humildad.
Y decimos que es oportuno enderezar el camino porque Pérez fue el personaje que más empoderó a actores como el diputado Luis Aguirre y se hicieron acuerdos como el cuestionado aumento de sueldo a los diputados más pensando en regresar a ser bancada que lo que realmente se necesita, hechos que no contribuyen en absoluto a mejorar las condiciones de la política en el país. Samuel Pérez y los que le siguen de su bancada no han presentado las reformas estructurales que el país necesita y dan la sensación que ya están muy cómodos con la operación del sistema tal cual ha venido funcionando hace años.
Repetimos que los accidentes pueden ocurrir y que nadie está libre de sufrirlos, pero hay momentos en la vida en los que es indispensable demostrar con hechos lo que se dice y por eso la manera en la que se ha manejado el asunto no es la más apropiada para esa “nueva política”. En 2023 cuando se produjo el masivo repudio a los grupos marcados por la corrupción, se esperaba más y hoy, ha quedado a deber quien dijo ser distinto, pero se acopló de forma muy natural al sistema y varios de sus actores. El cambio de Guatemala demanda que todos podamos vernos para adentro y enderezar lo que debamos para construir algo mejor.