
En Guatemala vivimos bajo la notable influencia del crimen organizado, no solo el representado por las bien estructuradas mafias que se dedican a saquear los fondos del Estado y que gozan de garantizada protección y enorme Consuelo para asegurar la impunidad, sino también el que mueve el tráfico de la droga que se traslada a Estados Unidos para atender la demanda existente. La cocaína sigue siendo un elemento muy importante, pero ahora también está el fentanilo que es mucho más mortal pero también más fácil de producir.
Como publicamos ayer, Estados Unidos ha utilizado las Ubicaciones de Seguridad Cooperativa que ya operan de manera eficiente en Aruba-Curazao y en El Salvador. Tras la visita del Secretario de Estado, Marco Rubio, quedó clara la intención de Washington de mejorar los mecanismos de cooperación con Guatemala en el tema de control del narcotráfico, siendo obvio que nuestro país tiene serios problemas para el control de ese trasiego de estupefacientes que genera millonarias ganancias a lo que, además, se suma al conjunto de los grupos que se benefician con el régimen de impunidad que fue promovido especialmente para cubrir los negocios realizados por funcionarios, pero también ha beneficiado a todo tipo de delincuentes porque la justicia dejó de funcionar.
El Ejército de Guatemala está avanzando con algunos proyectos que tienen la finalidad de crear mecanismos de vigilancia más efectiva en algunas partes del país, especialmente en áreas que por sus características geográficas y dimensión son algunas de las que más pueden utilizarse para el trasiego vía aérea de la droga que encontró en Guatemala un eficiente y bastante seguro puente. Por ello es que el país es considerado como una pieza estratégica para Estados Unidos en el esfuerzo por controlar ese multimillonario negocio y cualquier esfuerzo que se haga en ese sentido es de interés común, tanto para la potencia del norte como para nosotros porque el precio que pagamos es muy grande, sobre todo en el deterioro institucional entre todas aquellas personas e instituciones que debieran vigilar y actuar contra ese tipo de comercio.
El interés norteamericano llegó al punto de generar prácticamente un cierre en la frontera mexicana que era uno de los puntos de paso más utilizados para ingresar las drogas y puede tener también importante efecto en nuestras fuerzas de seguridad si se profesionalizan y capacitan para atender ese candente problema. Pero lo más importante es que ello haría que muchos poderes fácticos del país tuvieran que romper sus nexos con el narcotráfico, lo cual ayudaría en el esfuerzo que debemos hacer para restablecer un eficiente sistema de justicia.