Imagen representa votación en el pleno del Congreso de la República. Diseño La Hora / Roberto Altán

A pesar de una clara resolución de la Corte de Constitucionalidad que obligaba a que en el pleno se discutiera con todo detalle el aumento de sueldo a los diputados, por una resolución de seis miembros de la Junta Directiva del Congreso, que hacen mayoría, el incremento de sueldo será operado este último día del mes de febrero. De los Q29,150.00 que ganaban, hoy el cheque pasa a la suma de Q46,700.00, es decir que tiene un incremento de Q17,550.00 mensuales.

Eso significa que el Congreso destinará 2.8 millones de quetzales mensuales para cubrir el aumento salarial de los diputados, es decir la bicoca de 33.6 millones anuales, cifra que sin duda resultará indignante para la inmensa mayoría de guatemaltecos que han sido testigos de cómo se ejerce esa mal llamada “representación” nacional. Y es que si todo el Estado de Guatemala mantiene un constante deterioro por el imperio de la corrupción como eje alrededor del cual giran todas las acciones públicas, el Congreso se lleva las palmas y desde hace muchos años sus actuaciones han sido severamente criticadas.

Los diputados no responden al clamor del cambio con propuestas que nos ofrezcan sostenibilidad y nos abran las puertas a mejoras y oportunidades sostenidas.

El aumento salarial es el complemento a la modificación del artículo 82 de la Ley de Delincuencia Organizada. Ya de por sí el Presupuesto tenía incluida la multimillonaria asignación a los Consejos de Desarrollo, esos que únicamente promueven algún desarrollo que se siente más en los bolsillos de los diputados y los contratistas con los que éstos operan porque, en general, la condición del país no avanza al ritmo que crecen esas asignaciones.

Pero el incremento no se traduce en una garantía de que se acabó la corrupción en el Congreso, pues muchos diputados seguirán poniendo un elevado precio y muchos de los congresistas son expertos en el tipo de negociaciones que se traduce en la aprobación o improbación de algunas leyes. Pudo más el 82 para el oficialismo que acordar las formas en las que el sistema judicial deja de ser un reducto tomando en lugar de buscar las maneras de fortalecer la justicia para tener un verdadero Estado de Derecho.

El aumento aprobado no menciona, en absoluto, dos temas cruciales en el salario de los diputados, como son las dietas por sesión y los gastos de representación que eran parte importante del anterior monto de 29,150 quetzales y, dada la amplísima discreción para operar, no sería raro que el aumento sea referido al sueldo base y que al monto le agreguen, además, esas dietas y gastos de representación.

Redacción La Hora

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