![Editorial 2025-02-07](https://lahora.gt/wp-content/uploads/sites/5/2025/02/Editorial-2025-02-07.jpeg?w=696&h=0&crop=1)
La propagación de la corrupción en Guatemala ha sido consistente desde el inicio de la llamada “era democrática” con Vinicio Cerezo; cada gobierno ha dado pasos firmes para incrementar los negocios que permiten a funcionarios y contratistas repartirse el dinero del erario, sin que ello produzca las obras o plenos beneficios para la población. Los dos últimos gobiernos, el de Morales y el de Giammattei, aceleraron el paso para generar un control absoluto de todo el aparato del Estado para que enriquezca a funcionarios que llenan maletas con millones de quetzales y que, aunque sean descubiertos, gozan de impunidad.
En su visita a Guatemala el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, dijo que para frenar la migración hace falta generar oportunidades, dar seguridad a la gente y terminar con la corrupción porque nadie va a venir a invertir a un país donde se tiene que sobornar a funcionarios para poder operar. La Hora ha sido categórica en señalar el duro impacto que ese robo descarado ha tenido en la población que carece, cada día más, de oportunidades para vivir dignamente, lo que ha obligado a más de 3 millones de guatemaltecos a emigrar hacia Estados Unidos, de donde mandan remesas que no solo mantienen a sus familias sino son un pulmón toral para la economía del país.
Y no se puede combatir la corrupción sin la certeza de castigo para quienes se vuelven millonarios a costillas del sufrimiento y las necesidades de toda la gente. Hoy llevamos ya 390 días sin que se investigue ninguno de los muchos negocios que hicieron Giammattei y su mero Jefe, Miguel Martínez, lo que contrasta con la velocidad que mostró la FECI para solicitar el antejuicio contra Arévalo sobre la base de un comentario en redes sociales donde se decía que negoció con China la operación de los puertos de Guatemala.
La lista de negocios realizados por esa parejita sentimental es inagotable y, a pesar de todo, ni la FECI ni nadie en el Ministerio Público hace el menor intento por esclarecer hechos para sindicar a los ladrones del dinero del pueblo. Por el contrario, se han convertido en el Ángel guardián de los ladrones, a quienes desde el MP les hacen Porras y bendiciones, rindiéndoles pleitesía. Esa mafia sigue operando impunemente, como se puede ver con el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), en donde mantienen a sus peones realizando los mismos negocios con las mismas mordidas que se reparten con los mismos mafiosos.
Convencidos de que serían el chinchín de Trump estaban felices hasta que de manera oficial y formal Estados Unidos y su nuevo Presidente los ignoraron olímpicamente, a pesar de los millones gastados por lobistas que estafaron a la pandilla, haciéndoles creer que se venía un apoyo al intento de Golpe. Resulta que el mismo Rubio criticó a los golpistas en vez de darles el apoyo que les garantizaron los que hicieron, supuestamente, el lobby.