En 1998 Guatemala sufrió uno de los peores desastres naturales en su historia con el huracán Mitch que hizo enormes estragos y cobró muchas vidas, situación que obligó a otros países de la región a hacer uso de la diplomacia para obtener el tratamiento de Estatus de Protección Temporal (TPS por sus siglas en inglés) para sus ciudadanos que habían migrado a Estados Unidos. El gobierno de Álvaro Arzú, gobernante guatemalteco en esos años, dispuso no solicitar, por considerarlo innecesario, ese trato preferente que fue otorgado de inmediato y con sentido humanitario para los migrantes provenientes de los países afectados por la tormenta que sí hicieron la solicitud.
Ahora que se viene una ola de deportaciones masivas, resultado del mandato que los ciudadanos norteamericanos dieron a Donald Trump, quien basó buena parte de su campaña en la expulsión de los migrantes que ingresaron ilegalmente a ese país, el presidente saliente, Joe Biden, decidió extender una prórroga de esa Protección Temporal, lo que beneficiará a millones de salvadoreños pues ese país fue concretamente mencionado en el acuerdo de la prórroga.
De hecho el TPS ha sido muy beneficioso para todos aquellos que entraron a Estados Unidos ilegalmente antes de que fuera otorgada la protección porque ello ha impedido que sean expulsados simplemente por su condición irregular, dejando únicamente expuestos a la deportación a quienes incurran en algún tipo de falta o delito. Los millones de guatemaltecos que viven en Estados Unidos, y que mantienen en buena medida a nuestro país con sus remesas, jamás pudieron disfrutar del TPS simplemente porque el entonces presidente chapín lo consideró “innecesario”.
Vivimos en un país que anualmente sufre las consecuencias de las tormentas tropicales y por ello, los gobiernos de Oscar Berger y Álvaro Colom solicitaron el TPS, sin éxito, luego de los huracanes Stan y Ágatha que hicieron estragos en los años 2005 y 2010. Esas solicitudes no fueron atendidas por Estados Unidos, en contraste con lo ocurrido con el Mitch que facilitó esa protección a los ciudadanos de los países que formularon la solicitud.
La historia está llena de errores graves cometidos por políticos y que tienen enorme impacto en la vida cotidiana. Esa decisión del gobierno de Arzú, afirmando que nuestro país no necesitaba pedir la protección temporal para nuestros compatriotas, significó la deportación para muchos compatriotas que, tras ser enviados a nuestro país, emprendieron de nuevo la riesgosa travesía migratoria ante la imposibilidad de encontrar acá los medios de vida adecuados para mantener a sus familias. Y ahora que vemos la prórroga del TPS otorgada por Biden, recordamos aquel gesto de arrogancia incomprensible.