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Esta semana en nuestros tribunales se dio otro caso de esos que evidencian los diferentes raseros que se utilizan en las investigaciones penales; el fiscal a cargo del proceso iniciado por los crímenes cometido contra el Gerente y el Presidente del Hospital Herrera Llerandi, que pertenece a la Asociación de Médicos Especialistas de Guatemala, AMEDESGUA, pidió el cierre del mismo por “no haber evidencias” de que el sindicado tuviera participación, situación parecida a la que se ha dado ya varias veces con otros acusados de diversos delitos, pero especialmente en casos de corrupción.

Tan burdo fue el planteamiento del Ministerio Público (MP) en el tribunal que la Jueza Abelina Cruz, quien ha sido cuestionada por tener reuniones privadas con fiscales del MP, contraviniendo expresas normas legales, se vio obligada a rechazar la solicitud para cerrar el caso y ordenó que continúe la investigación criminal, la misma que la fiscalía quería dar por cerrada tranquilamente. Para que hasta la Jueza Abelina Cruz decidiera rechazar la burda solicitud del MP alrededor de este proceso debe haber todo un mar de fondo.

El MP dice que el sindicado no tuvo nada que ver en las muertes y eso obliga a dos preguntas: ¿por qué lo agarraron entonces? ¿Por qué no han ido en contra de los verdaderos responsables de la muerte de ambos profesionales? Queda la sensación que el MP pidió capturas y operativos para que “no dijeran que también son Consuelo de los crímenes contra la vida” y a la hora que tuvieron que mostrar sus cartas, la investigación deja mucho qué desear y da más para pensar.

Y es que las aseveraciones de Consuelo Porras y Ángel Pineda, en el sentido de que están al frente de una institución Firme y Fuerte se evidencian falsas cuando se pone atención a distintos casos que el mismo MP ha pedido que sean cerrados o que el sindicado, por alguna fiscalía, quede absuelto y pueda quedar en absoluta libertad. Gente que se llena la boca hablando de Dios como su guía y el origen de su fortaleza, no pueden explicar a las familias de los asesinados en este caso que su investigación fue tan pura lata que terminaron pidiendo, ellos mismos, el cierre del proceso por falta de indicios.

Es el mismo MP cuyos fiscales se sumaron a la solicitud del cirujano Kevin Malouf para que el crimen cometido matando y descuartizando a una paciente, fuera simplemente considerado un homicidio culposo, hecho por el cual la familia de la víctima ha recusado tanto al juez como a los fiscales que se mostraron tan blandos para pasar por alto la desaparición del cuerpo de la víctima, tras ser partida en pedazos por el mismo galeno.

Hay otras situaciones en las que si se muestra esa fuerza y firmeza, pero es únicamente cuando les conviene para dar Consuelo y ser Ángeles de los operadores de la impunidad, porque a lo largo de mucho tiempo han volteado la vista a otro lado para no tener que dar seguimiento a ninguno de los caos de corrupción del gobierno anterior. Es más, se dice ahora que en poco tiempo presentarán el caso de las vacunas Sputnik, pero de antemano se puede decir que ni Giammattei ni Martínez aparecerán vinculados al mismo.

Tocar a Dios con las manos sucias ha sido ancestralmente considerado como uno de los mayores pecados que se puedan cometer, sobre todo cuando esas alabanzas sirven para apañar la comisión de graves crímenes.

Redacción La Hora

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