Foto: La Hora/Diseño- Alejandro Ramírez
Foto: La Hora/Diseño- Alejandro Ramírez

Hoy se celebra mundialmente el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, causa fundamental en la que afortunadamente se han logrado avances importantes, tanto en el campo de la formación y educación como en la aplicación de sanciones para quienes incurran en esos hechos de enorme gravedad.

En La Hora apoyamos desde que se conoció el anteproyecto de ley contra el Femicidio y otras formas de violencia contra la mujer porque creemos profundamente en la importancia de desterrar viejas prácticas que se llegaron a generalizar en sociedades como la nuestra, donde el machismo dejaba indefensas a millones de mujeres sometidas a tratos no solo despectivos sino inhumanos.

Gracias a esa ley se ha podido sancionar a quienes abusando de su condición de hombres cometen atropellos contra sus esposas o parejas, generando además la preocupación social por esas prácticas tan arraigadas entre muchos hombres que se sienten con el derecho de imponer, brutalmente, sus condiciones a quienes, en lugar de ser objeto de amor y respeto, se convierten en víctimas de atropellos.

Guatemala ha dado pasos importantes en ese sentido, no solo por la implementación de la mencionada norma sino también por la manera en que, desde las escuelas, se promueve una cultura diferente que rompe con los esquemas de ese enraizado machismo. Los muchos juzgados específicos que se dedican a conocer los casos de denuncias presentadas por mujeres que se quejan del mal trato que reciben de los hombres de su entorno son una muestra de cuánto ha cambiado esa especie de “cultura de vida” que no puede tener cabida ya en ninguna sociedad.

Como toda legislación, es importante revisar qué actualizaciones puede demandar porque también hay que señalar que, como ocurre tan frecuentemente con las leyes hechas con la mejor de las intenciones, nunca faltan los que retuercen el derecho y lo pervierten para convertir una norma que debe ser sagrada en una coraza de impunidad para las mujeres que se dedican a la política o ejercen funciones públicas.

Ellas, como cualquier varón, están sujetas a la norma constitucional que permite a los ciudadanos formular críticas o señalamientos por actos directamente relacionados con ese tipo de funciones y la Ley contra el Femicidio, que merece un lugar especialísimo entre el conjunto de normas diseñadas para asegurar la pacífica convivencia, es usada de forma abusiva y perversa para evitar la menor crítica, aún en aquellos casos en que se roba burdamente y de manera descarada el dinero de todos los guatemaltecos.

No podemos referirnos a la importancia de esta celebración mundial sin hacer énfasis en el efecto que tiene la aplicación perversa de una norma tan sana e importante porque ese abuso termina desvirtuando la majestad de la ley.

Redacción La Hora

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