El 17 de octubre de este año el periodista Diego España entrevistó a la fiscal de la FECI, Sofía Castillo Rivas, al salir de la reunión que sostuvo con la jueza Abelina Cruz y en tono absolutamente profesional y educado le preguntó por qué esa reunión privada con una juzgadora cuando la ley no permite que alguna de las partes de un proceso se pueda reunir a solas con el titular del tribunal que conoce del caso.
La entrevista completa pude verse aquí para comprobar el tono correcto del periodista y las respuestas de la fiscal que admitió haber tenido esa reunión, aunque diciendo que fue para establecer la fecha de una futura audiencia, tema que pudo haberse esclarecido con cualquiera de los oficiales del tribunal sin que fuera necesaria una reunión de media hora con la jueza Cruz.
Ese tipo de contactos con los jueces apalabrados se ha vuelto moneda corriente, pero al verse descubierto el jefe de la FECI montó en cólera, al punto de enviar oficios en los que demanda que el acto de España, al descubrir una ilegalidad, “no quede impune”. Y si alguien sabe de impunidad es el jefe de la FECI, donde han apachado los clavos que involucran a Giammattei y su compañero de vida, Miguel Martínez, el mismo que lo llamó “indio cerote” en una llamada.
Pero como la ley se usa ahora para reprimir la libre emisión del pensamiento y el ejercicio periodístico, Curruchiche instruyó a su personal para que formularan una denuncia relatando hechos falsos. No contaban con que había una grabación completa de la entrevista, desde el momento en que la fiscal Rivas sale del juzgado hasta cuando admite la reunión ilícita. Por ello, siguiendo las instrucciones de Curruchiche, después dijo que había sido arrinconada por un agresivo periodista que se “aprovechó de su condición de mujer” para acosarla físicamente y de forma verbal.
Ayer Curruchiche repitió las falsedades contra Diego España y La Hora al referirse a que una Sala había desestimado la solicitud de la PGN para evitar que Abelina Cruz siguiera conociendo un caso luego de su reunión con la fiscal. Que una sala desestime no es sinónimo de nada, porque las presiones a jueces y fiscales son brutales.
Presiona Curruchiche a la Fiscalía de la Mujer y de Delitos contra Operadores de Justicia para no dejar “impune el crimen” de haber descubierto las porquerías que realizan para manipular la justicia.
Tal fue la instrucción que el Juzgado de Turno de Femicidio ordenó que Diego España se abstenga de “acosar” a la referida fiscal mediante publicaciones que puedan realizar él o terceros, razón por la que se presentó ya un Amparo ante la Corte de Constitucionalidad por la flagrante violación al derecho a la libre expresión. Mientras tanto, Curruchiche puede hablar lo que se le ronque la gana para tratar de ocultar el acto ilegal cometido por su fiscal al reunirse privadamente con la juzgadora. Haber sido descubierto es la causa del tremendo enojo de quien ahora sí habla de que algo no quede impune, aunque la sociedad sabe que es tapadera de delitos reales y más graves.