Preocupa la advertencia que hizo la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, Blanca Alfaro, sobre lo que significa la situación actual de varios magistrados para la conformación del próximo Tribunal que deba sustituir al actual. Ella dijo que tras los antecedentes de persecución penal que se dieron con la intención de anular las elecciones, cuyo resultado no fue del agrado de algunos, muchos abogados competentes y sobre todo honestos lo pensarán dos veces antes de postularse, puesto que nadie duda del enorme poder que tienen las mafias.
De hecho, se sabe que un candidato presidencial que no fue inscrito en la campaña pasada y sobre el que pesan varios señalamientos, está trabajando intensamente con los más oscuros y nefastos personajes del pasado para asegurar su inscripción y convertirse en el adalid de esos grupos de poder que sintieron un duro golpe con la elección del año pasado. Se reúnen no solo para planificar la toma del TSE, sino para avanzar en la recolección de los fondos que se necesitarán para hacer una campaña ostentosa que le pueda ayudar a alcanzar el poder para garantizar a sus aliados que la impunidad continuará a todo vapor.
Debemos recordar que fue precisamente la creación y conformación del primer Tribunal Supremo Electoral lo que dio motivo para implementar las Comisiones de Postulación ideadas en el Consejo de Estado en tiempos de Ríos Montt con la idea de evitar que los políticos tuvieran pleno control de la autoridad a cargo de las elecciones y la inscripción de partidos políticos. Eran tiempos donde todos los rectores, todos los decanos, los presidentes del Colegio de Abogados eran profesionales, capaces y, sobre todo, de mucho prestigio que no se prestarían a jugadas sucias.
Pero como bien se dijo en aquel tiempo, la brillante idea tenía un problema: hecha la ley, hecha la trampa, dijo un jurista al escuchar la iniciativa. “Van a terminar corrompiendo a la academia que hasta ahora se ha mantenido prestigiosa porque los sucios van a meter las manos.” Dicho y hecho, las comisiones de postulación resultaron un instrumento útil para muchas mafias, como lo hemos visto a lo largo de tantos procesos y corroborado con el último.
El camino para destruir la democracia, a efecto de impedir otro sobresalto como la elección de Arévalo, está siendo bien asfaltado para tener un TSE que opere al gusto de los grupos de poder que operan bajo el control de poderosos personajes que detentaron el poder y que necesitan la cobertura para evitar que les pase lo que a Pérez Molina y Baldetti, es decir, terminar en prisión.
Y mientras el gobierno no empiece a operar como articulador con los sectores sociales de esa gran reforma que es indispensable para rescatar las instituciones, los malos ganan porque parecen, por mucho, ser más que los buenos.