Foto La Hora - Diseño La Hora / Alejandro Ramírez

Sin pecar de mal pensados, pero tampoco cayendo en la ingenuidad, creemos que es preciso tener los ojos muy abiertos y escudriñar a fondo el resultado de la votación para elegir magistrados en el Congreso, pues si diputados como Felipe Alejos, Allan Rodríguez y compañía no pueden ocultar su alegría y satisfacción, algo malo tiene que haber ocurrido para el país. En efecto, las fotos captadas por los diferentes medios que cubrieron las votaciones en el Congreso evidencian cómo lo mostraron con sus amplias sonrisas que dejan mal sabor de boca y generan preocupación.

El Congreso debe ser la máxima representación de los ciudadanos guatemaltecos que eligen a los diputados para que se ocupen del interés nacional y de aquel bien común del que habla la Constitución Política de la República. Sin embargo, hace ya mucho tiempo que ello pasó a la historia y sabemos que ese Organismo del Estado se ha convertido en reducto de pandillas que mediante la venta de sus votos van acumulando fortunas que les permiten, paradójicamente, reelegirse cada cuatro años y conservar sus posiciones. No todos los electores analizan cómo actuaron los diputados sino que, en muchos casos, también venden sus votos a favor de quienes con políticas clientelares saben cómo comprarlos.

Los actores que buscan operar de manera distinta a lo interno del Congreso no pueden ser dejados solos por la sociedad.

Muchos de los nuevos magistrados no son figuras públicas y es por ello que el escrutinio debe ser serio y mantenerse a lo largo del tiempo para insistir y presionar en la necesidad de restablecer nuestro sistema de justicia y terminar con los acuerdos de impunidad que son tan sólidos y persistentes. No podemos condenar a priori a todos simplemente porque fueron electos por diputados mafiosos, pero sí tendremos que mantenernos, como se dice corrientemente, ojo al Cristo para ir viendo cómo operan desde sus respectivas magistraturas para ir reconstruyendo el Estado de Derecho.

Entendamos lo que significa que la alegría de algunos diputados sea indicador de que algo no bueno para el país ha ocurrido. Es de verdad penoso llegar a una situación de ese tipo, pero lo más grave es que prácticamente en todas las decisiones importantes se terminan saliendo con la suya, lo cual afecta seriamente el interés general y el bienestar de los guatemaltecos porque esos temas no son importantes para esos personajes arraigados en el poder.

Los nuevos magistrados, con sus actuaciones, van a definir su posición y con quién están comprometidos. Los que respeten y privilegien el derecho y la ley serán aliados de los guatemaltecos, mientras que quienes hagan maniobras para retorcer la legalidad serán los aliados de esas mafias que le han hecho tanto daño a millones de guatemaltecos, muchos de los cuales no tienen suficientes oportunidades, tienen que emigrar y complican la labor de quienes invierten de forma honrada.

Redacción La Hora

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