El proceso para la postulación y elección de candidatos a Magistrados tiene muchos ángulos para el análisis dada la importancia que el rescate del régimen de legalidad tiene para todos los guatemaltecos, pero los recientes mensajes puestos en redes sociales por el Fiscal de la FECI, Rafael Curruchiche, obligan a pensar en su penoso caso. En efecto, es una realidad que el pobre siente el repudio absoluto de la gente decente que cuestiona el papel que ha jugado, no solo para desmontar casos contra las caras más visibles de la corrupción, sino también para armarlos contra quienes evidencian el proceder del MP.
Pero uno supondría que al ganarse tanto desprecio entre un bando, el de la gente decente, tendría que ser una clase de héroe para las mafias que se han beneficiado tanto de la ausencia de investigaciones en su contra y del papel que ante la corrupción ha jugado el Ministerio Público, especialmente con la Fiscalía Especial Contra la Impunidad, misma que se ha convertido en principal garante, precisamente, de esa detestable impunidad. Sin embargo parece que la cosa no es así, dado lo ocurrido en el proceso de postulaciones en el que tuvo una especial importancia el control que aún ejercen esos grupos.
Rafael Curruchiche se postuló como aspirante al cargo de Magistrado en lo que fue una muestra de que, ante lo que se viene para los meses que vienen cuando termine el período de la Fiscal General, Consuelo Porras, pudiera gozar de la inmunidad que otorga esa importante posición en el sistema de justicia. Sin embargo, contra lo que se podía haber pensado luego de conocerse las poderosas y malévolas influencias que todavía tuvieron ciertas mafias que jugaron un papel crucial dentro de las postuladoras, resulta que no logró ser incluido en la lista que fue sometida al Congreso de la República.
Dicen que mal paga el diablo a quien bien le sirve y eso se aplica exactamente a la situación en que quedó luego de haber confiado -junto a otros fiscales que también jugaron sus cartas para asegurarse una posición que les diera inmunidad- en que recibiría el respaldo protector. Nadie duda que sí movieron sus piezas para colocar en los listados a quienes más les interesaban pero, en lo que es una gran sorpresa, dejaron en el aire al pobre Curruchiche y sus compañeros de trabajo.
Todavía debe haber alguna gente que recuerde aquel famoso programa argentino de televisión que se transmitió desde 1962 a 1988, Titanes en el Ring, y la célebre canción que cantaban cada vez que saltaba al escenario el famoso Mercenario Joe. Y así, cabalmente, se debe sentir ahora Curruchiche.