Arte: Roberto Altán / La Hora
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El impasse en la Elección de Magistrados viene a causar preocupación porque inicialmente se dio la sensación de que se había alcanzado la mayoría suficiente para tomar buenas decisiones; algo pasó en el camino y no se pudo iniciar ayer ese vital proceso del que depende el futuro de la justicia de Guatemala por lo que ahora se habla de nuevos acercamientos y diálogos tras la frustración que se sintió justo cuando se pensaba que podría arrancar la designación de quienes ocuparán esos cargos.

Creemos importante recordar lo que dijimos hace unos días, en el sentido de que no podemos buscar la perfección porque es obvio que la misma resulta inalcanzable; pero si bien tenemos que entender los vericuetos de esos juegos de poder, lo que no se vale es que los actores que están supuestamente comprometidos con la necesidad de cambios, actúen de una forma que puede encender alarmas. El Diccionario de la Lengua Española dice que cándido es el ingenuo que no tiene ni malicia ni doblez y no pueden estar a cargo de buscar los acuerdos quienes por ingenuidad no se dan cuenta de dónde está la malicia y el doblez. Algo así está pasando con algunos en el Congreso que confiaron en un lobo para cuidar las ovejas.

Elegir al cien por ciento de magistrados impolutos, honestos y comprometidos con el país y sus habitantes es totalmente imposible porque los listados tienen de todo. Pero sí hay en las listas muchos que llenan esos requisitos y la prioridad debe estar en colocar, lo más que se pueda, a los que son reconocidos por tales cualidades, marcando una gran diferencia entre lo que podemos esperar y lo que ahora tenemos. La política demanda habilidad para negociar porque, repetimos, jamás se puede lograr la perfección y es importante determinar en qué rubros podemos y debemos ceder para salvaguardar lo más importante que, en este caso, sería disponer de un número significativo de magistrados honestos.

Obviamente los que vienen manejando el país desde hace varios años no son ni cándidos ni ingenuos y saben cómo operar y sacar jugo del poder que han acumulado. La falta de experiencia de su contraparte en el Congreso puede convertirse en un elemento que les facilite el esfuerzo, notable y evidente, por asegurar el control del sistema de justicia y por ello es que quienes se identifican con la aspiración de los guatemaltecos expresada en las urnas, deben tener suficiente colmillo para garantizar, por lo menos, que se pueda disponer de varios magistrados decentes.

No olvidemos que hay algunos que saben cómo vestirse como de primera comunión para agarrar de papos y usar a esos cándidos o ingenuos, mismos que se vuelven peligrosos en la medida en que se creen la pura hostia. Con los pies en la tierra y privilegiando los principios, urge otra ruta en la negociación.

Redacción La Hora

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