Una simple información sobre un hecho judicial, con la condena de una mujer por el delito de querer utilizar un billete falso de 200.00 quetzales, viene a demostrar sin excusa ni pretexto hasta dónde ha llegado nuestro sistema de justicia. Y es que elemental debe ser que las penas de prisión sean acordes al delito cometido, además del daño causado, pero cuando el periodista Sergio Osegueda contrastó esta sentencia con la del exministro maletero José Luis Benito y publicó que ambos recibieron el mismo castigo, no puede quedar la menor duda de que el país necesita una reforma a la justicia.
Un país no tiene futuro si destruye su sistema de justicia simplemente para lograr el objetivo supremo de las mafias, en busca de la impunidad’ y eso viene a cuento ahora que estamos de nuevo inmersos en el proceso de las famosas Comisiones de Postulación que también han caído en esa jugada. Al punto de que no solo se crearon universidades a la carrera para empezar con derecho para asegurar un puesto en las comisiones, sino además se corrompieron instituciones como los colegios profesionales y la misma USAC.
Pero volviendo a la noticia sobre la mujer que fue sorprendida queriendo hacer una compra con un billete de 200 quetzales, no puede ser que existan tales contrastes en nuestra administración de justicia. Antes se decía que no se podía condenar a la misma pena a un ladrón de gallinas que a quien se roba millones, sobre todo si es dinero que debió servir para promover desarrollo humano y combatir la desnutrición.
Aparte, esto trae al tapete el ya polémico tema de los famosos billetes de 200 quetzales que desaparecieron del escenario, razón por la cual sin duda quienes la sorprendieron tratando de usar uno de ellos, sospecharon que fuera falso porque simplemente de esos ya no se ve. Y es que los búnkeres, como el de aquel diputado, que existen en muchísimos lugares, están atorados de dinero que no han podido mover como quisieran porque saben que hay mucha gente pendiente de que alguien cometa un error lavando sus ganancias.
Y volviendo al contraste entre la pena impuesta a una señora que, mal hecho, trató de usar un billete de 200 quetzales y la que recibió José Luis Benito, quien había armado su peculiar búnker cerca de La Antigua Guatemala, resguardando más de cien millones de quetzales robados a los guatemaltecos, ya no queda la menor duda, ni hacen falta más pruebas, de que el país necesita tener discusiones que estamos renegando.