El gobierno de Guatemala decidió participar en el proceso iniciado por Estados Unidos para liberar a los presos políticos de Nicaragua y ofreció recibirlos aquí al ser liberados y expulsados de su país. Se trata de un gesto humanitario que persigue finalizar el calvario que vienen sufriendo varios nicaragüenses por oponerse a la dictadura de Daniel Ortega y su esposa.
135 personas han sido liberadas y en Guatemala iniciarán cada una su nueva vida tras la gestión del derecho de asilo que les permitiría vivir y desarrollar sus actividades en otros países bajo la protección de esa norma del derecho internacional. Contrasta esta actitud de las autoridades de Guatemala con las que tuvieron sus predecesores que mantenían estrecha relación con la dictadura de Nicaragua y se estima que ese país pudo ser utilizado para el lavado de capitales debido a esos fuertes vínculos de amistad.
El tema de los prisioneros políticos sigue siendo de actualidad en muchos lados del mundo en donde se pervierte el sistema de justicia para utilizarlo como mecanismo de represión para castigar a aquellos que, de una u otra forma, son críticos de los sistemas existentes. En Guatemala sabemos perfectamente de qué se trata, no solo por lo que significaron tantos años de dictadura a lo largo de nuestra historia, sino porque en la actualidad también tenemos figuras públicas que son perseguidas judicialmente para apresarlas.
Aunque formalmente vivimos en una democracia y el pueblo pudo votar libremente en las pasadas elecciones, el sistema que fue meticulosamente creado para alentar la corrupción y la impunidad no se ha limitado en buscar los mecanismos para repudiar el mandato popular expresado en las urnas, sino también para capturar y apresar, a como dé lugar, a aquellos que de una u otra manera han sido críticos de los vicios implementados en el marco del control total del sistema de justicia.
De hecho la misma Comisión Interamericana de Derechos Humanos (de la Organización de Estados Americanos) ha expresado ya públicamente su preocupación por la utilización de la justicia como mecanismo para castigar a los que, en ejercicio de su libre expresión, han cuestionado la situación que alienta tanta impunidad y corrupción. Por ello es que, sin duda alguna, el gesto del gobierno de Guatemala en el caso de Nicaragua tiene especial importancia en las condiciones actuales, porque se abren las puertas del país a prisioneros políticos que se ven forzados a salir de su patria, como ha ocurrido ya con muchos de nuestros compatriotas que son objeto de acusaciones espurias.