Foto La Hora / EFE - Diseño La Hora / Alejandro Ramírez

Ayer terminó la Convención del partido Demócrata de Estados Unidos en la que fue formalmente postulada la candidatura presidencial de la actual vicepresidenta, Kamala Harris, quien se enfrentará al candidato Republicano, Donald Trump, en la que será, sin duda, una cerrada y dura batalla de poco más de dos meses. En Guatemala se sigue con interés e intensidad esa campaña electoral por el papel que pueda jugar el futuro gobierno norteamericano respecto a la cuestión migratoria, por un lado, pero también en cuanto al tema de inversiones y oportunidades que se puedan generar y sanciones que se puedan dictar contra quienes son señalados como actores corruptos y antidemocráticos.

La campaña de Trump está centrada en el tema de la migración que, según dice, está llevando a millones de criminales a cruzar la frontera de Estados Unidos para robar, asesinar y violar a los norteamericanos, así  como el siempre importante tema económico que se viene viendo afectado desde la pandemia del COVID, lo que provocó un incremento de la inflación. Trump sostiene que Estados Unidos nunca ha vivido una época tan próspera como la que se dio durante su anterior gobierno, pero básicamente su discurso se centra más en burlarse del nombre, la risa y el origen racial de su contendiente.

Hay temas de enorme y vital importancia que sin duda jugarán un papel en la decisión de los norteamericanos, además de los dos ya mencionados. Uno de ellos es el de la paz mundial que se ve comprometida por los avances que viene realizando Vladimir Putin, tras el fracaso de su guerra en Ucrania, para conformar un eje con China y Corea del Norte para enfrentar a Occidente. Los Demócratas hablan de incrementar sus nexos con los países de la OTAN y otros aliados que se resisten al impulso dirigido por el dictador ruso, mientras que los Republicanos no sienten que Putin sea un peligro y lo ven como un posible aliado, quizá recordando el papel que jugó en el 2016, en el primer triunfo de Trump.

En Guatemala es evidente que el gobierno actual aspira a un triunfo demócrata dado el papel que jugó Biden y su administración para objetar las acciones antidemocráticas que pretendían impedir la investidura de Bernardo Arévalo, mientras que el Ministerio Público, al frente de la oposición, no ha dudado en enviar emisarios para mantener contacto con los republicanos, esperando que un triunfo de Trump se traduzca en el levantamiento de las sanciones y en acciones para consolidar un sistema que resulta indefendible.

El panorama apunta a una elección cerrada en la que se vienen días de dura confrontación entre los dos partidos políticos de Estados Unidos y sus candidatos, Donald Trump y Kamala Harris. Dada la importancia y el peso indudable de esa gran potencia, esa contienda es seguida con interés y atención por el resto del mundo, sobre todo tomando en cuenta las marcadas diferencias que presentan ambas opciones.

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