Hay momentos en los que nos tiene que entrar a todos la preocupación de que para donde dirijamos la mirada vamos a encontrar ese absoluto control que las mafias llegaron a tener en todas las instituciones públicas, tanto así que prácticamente pueden hacer lo que les viene en gana sin ningún temor porque, al fin de cuentas, sus peones siguen haciendo la tarea. Por ello resultó tan importante el comunicado ayer del Consejo Nacional de Adopciones en el que comunican la decisión de destituir del cargo de Director General de dicho Consejo a Carlos Rafael Campos Olivero, por incumplimiento del Artículo 17 del reglamento de la Ley de Adopciones.
El tema de las adopciones, como casi todos los que involucran a la administración pública, no ha sido ajeno a los vicios de la corrupción y se sabe que durante muchos años Guatemala se convirtió en uno de los sitios más concurridos en el mercado de la adopción de menores de edad, llegando al extremo de que se pagaron decenas de miles de dólares por niños que estaban en condición de abandono y por lo tanto susceptibles de ser adoptados. Conocidas figuras públicas fueron señaladas de ser parte de ese macabro negocio que fomentó el robo de niños aún en las salas cuna de hospitales públicos y privados.
La destitución se da luego de la publicación que el medio Vox Populi hiciera sobre el trámite de adopción de dos menores que llevaba a cabo Miguel Martínez, pareja sentimental de Alejandro Giammattei, contando con todo el apoyo de las autoridades para acelerar el proceso.
En realidad la adopción es una institución noble que permite a niños que por alguna razón carecen de padres que ejerzan la patria potestad, encontrar familias que se hagan cargo de ellos y les ofrezcan toda una serie de oportunidades y ventajas. La ley permite que una persona soltera pueda adoptar a menores y no hay reserva en cuanto a orientaciones sexuales determinadas, pero debe entenderse que el objetivo central de la adopción es el niño y que velar por su futuro y protección es el papel esencial de quienes tramitan y conocen solicitudes de adopción.
Si no se toma en cuenta más que el aspecto de la seguridad económica el hecho que un multimillonario quiera adoptar a dos menores puede parecer y presentarse como algo muy positivo para esos niños, pero todos sabemos que en la vida hay cosas y, sobre todo, valores más importantes que el dinero. Y por ello el comunicado del Consejo Nacional de Adopciones nos viene a mostrar que no todo está podrido y que aún hay sitios donde se privilegian los valores y la ética.