Lo que está sucediendo con la Comisión de Postulación para elegir magistrados de la Corte Suprema de Justicia es un fiel y triste reflejo de lo que en muchas veces pasa en el país, es decir, nos cuesta ir para adelante y quedamos inmovilizados tal y como conviene a quienes se propusieron en los últimos ocho años asegurar el control del Estado para sus propios intereses. El estancamiento parece ser el sello de la Guatemala de hoy, sobre todo, luego de que ante la expresión ciudadana en las últimas elecciones, repudiando a las mafias, estas supieron aprovechar su poder para dejar atado al país, sin chance de realizar los cambios que la sociedad demandó.
Votación tras votación se está marcando el rumbo de las tales postulaciones, porque cabe la casualidad que lo que más conviene a quienes pretenden mantener el sistema viciado, es que se entretenga la nigua sin que haya el menor avance. Eso permitirá, ni más ni menos, que los magistrados que fueron electos bajo la supervisión directa de Miguel Martínez el año pasado para, supuestamente, terminar el período constitucional, puedan seguir en sus cargos al servicio de quienes los eligieron desde el Congreso de la República.
La estrategia es bien clara y sencilla porque la intención es mantener todo en un abierto impasse que no deje trabajar a las nuevas autoridades y que permita mantener el reino de la impunidad que es el objetivo esencial de quienes se enriquecieron (y se siguen enriqueciendo) con la corrupción que no tiene el menor límite. El país estancado es el cumplimiento del sueño de quienes resintieron la voluntad popular expresada en la pasada elección, pero tuvieron el acierto de diseñar estrategias que mantienen con las manos y los pies atados al gobierno que resultó electo.
No podemos dejar de reconocer la habilidad de quienes supieron usar su poder para armarse con millonarios capitales, porque no solo se rieron de las necesidades del pueblo, sino que han tenido el tino de manejar el sistema, aun habiendo perdido el control absoluto que llegaron a acumular. Lo vemos en la Postuladora, donde estériles debates entre quienes quieren enderezar el sistema de justicia y quienes se benefician de la actual podredumbre, simplemente terminan siendo una táctica dilatoria para permitir que todo siga tal y como está actualmente.
Mucha gente cuestiona la poca capacidad de reacción que hay para salir del atolladero, pero también tenemos que entender que todo esto no ocurre por simple casualidad, sino que es producto de esa muy amplia y extendida mafia que persigue continuar sin la menor rendición de cuentas, no digamos pagar por los crímenes cometidos. Y en lo que discutimos si son galgos o podencos, ellos se aseguran el triunfo de sus perversas intenciones.