Arte: Alejandro Ramirez/La Hora
Arte: Alejandro Ramirez/La Hora

Tras la declaración oficial de las autoridades electorales, certificando el “triunfo” de Nicolás Maduro en las elecciones celebradas ayer, la oposición ha formulado denuncias que cuestionan ese resultado, lo que provoca enorme tensión en Venezuela y varios países, entre ellos Guatemala, han solicitado que la Comisión Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) conozca de inmediato la situación generada. Dentro de los objetivos de la OEA está, cabalmente, la defensa de las instituciones democráticas en los países miembros, lo que justifica la solicitud formal hecha por nuestro país junto con Argentina, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.

Las elecciones venezolanas fueron observadas tanto por entidades de ese país como del extranjero y hay coincidencia en cuanto a la preocupación por el desarrollo de las mismas, lo que hace que crezca el movimiento interno e internacional que reclama una revisión profunda de los resultados oficiales con la presencia de observadores electorales independientes que aseguren el respeto a la voluntad popular.

La participación de los ciudadanos en los comicios fue elevada, no obstante que desde la mañana de ayer se empezaron a conocer denuncias respecto a situaciones tensas y también sospechas en muchos de los centros de votación y los opositores han elevado la voz de alerta sobre la necesidad de fiscalizar “in situ”, lo que está sucediendo para evitar acciones contrarias a los principios democráticos.

Por supuesto que el gobierno de Maduro ya ha objetado la “intromisión” extranjera en el proceso electoral, tal y como acá en Guatemala lo hicieron también quienes pretendían anular una elección que no resultó como la habían planificado. Pero no puede haber intromisión cuando la Carta Democrática, fundamental en el tema de la Organización de Estados Americanos, hace que la entidad se involucre con seriedad en la defensa de la democracia en cualquier lugar donde pueda existir peligro de algún manotazo.

Creemos que la presencia de observadores en un recuento de los votos es fundamental para despejar cualquier tipo de dudas y que no puede alegarse soberanía cuando ese concepto puede ser utilizado para encubrir acciones contrarias a la democracia. Si el gobierno de Maduro está convencido de haber ganado las elecciones, tiene que aceptar esa supervisión neutral  que persigue simplemente corroborar la exactitud de los datos oficiales.

Repetimos que los enemigos de la democracia recurren a cualquier argumento para impedir la rendición de cuentas y que el tema de la soberanía se utiliza como caparazón para impedir que una observación internacional pueda determinar y certificar el resultado de una elección y ahora Venezuela necesita que la OEA actúe tal y como lo hizo con Guatemala en la última elección, velando por el respeto a la voluntad popular.

Artículo anteriorMaduro se adelanta a proclamarse ante crecientes pedidos por transparencia
Artículo siguienteCon cacerolazos y marchas, venezolanos protestan por reelección de Maduro