Las compras del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) fueron parte de los grandes y millonarios negocios que se hicieron bajo la supervisión y dirección de quien se proclamó con todo descaro y cinismo como El Jefe de Jefes en el gobierno que presidió Alejandro Giammattei. Las autoridades puestas en el IGSS en ese gobierno respondían directamente a Martínez y ello fue razón para que algunos de los proveedores de medicinas fueran los debidamente apalabrados en el marco de esa férrea forma de controlar la administración pública.
Luego de ver cómo el sistema quedó montado para proteger a los operadores del Jefe de Jefes, caso muy específico el del Banco de los Trabajadores, es obvio que para el gobierno actual se vuelve cuesta arriba erradicar las prácticas de corrupción en entidades que gozan de autonomía y por lo tanto pueden entrampar seriamente cualquier decisión del gobierno para iniciar la depuración. Lo que publicamos hoy sobre las nuevas compras realizadas para beneficiar a la empresa La Botica, que fue de las favoritas de Martínez y cuyos accionistas del 2020 evidencian quiénes están detrás, nos muestra que la piñata no ha cesado y que no se podrá detener en el corto plazo porque siguen disponiendo de eficientes operadores y de quienes los protegen a capa y espada.
También hoy estamos publicando información sobre cómo quién, desde el Departamento de Regulación y Control de Productos Farmacéuticos y Afines, autorizó como proveedor exclusivo de Remdisivir a la empresa Aviv Farmacéutica, vinculada a la empresa La Botica, ello no obstante que fueron cuatro las farmacéuticas que aplicaron para poder vender al gobierno. Y como premio, se ascendió al cargo de Viceministra de Salud a Leslie Samayoa, situación que dio lugar ya a una denuncia formal de las actuales autoridades de salud para investigar penalmente ese caso.
Existe ya información sobre el descubrimiento de movimientos “sospechosos” en cuentas de La Botica que debieran ser investigados por el Ministerio Público pero, repetimos, la estructura de impunidad y protección a los corruptos no sólo les garantiza impunidad sino que además les permite seguir operando tal y como lo hacían cuando Martínez era el Jefe de Jefes.
¿Existe alguna esperanza de que Guatemala pueda salir del atolladero de la corrupción y terminar con los sucios negocios, especialmente en temas como los de los medicamentos que significan tanto daño a la salud de la población? Aparentemente la estructura quedó tan bien montada que no se pueden alentar muchas ilusiones pues si destituyen a los que siguen llenando maletas como las de Benito, sin duda que la más alta de las cortes dispondrá al menos de tres suplentes que los protejan y de tres titulares que se excusen para dejar su lugar a los que, sin rubor ni vergüenza, muestran sus compromisos.