Ayer el Presidente Bernardo Arévalo publicó en redes sociales un mensaje tras la prórroga de la suspensión de Semilla. El mismo literalmente dice: “El movimiento se construyó con esfuerzo y esperanza. Hoy, una minoría corrupta vuelve a intentar silenciar lo que se logró con la energía del pueblo. Entiendan: Guatemala cambió y no daremos un paso atrás. Defenderemos nuestra democracia, recuperaremos el partido y el país.¨ Y realmente subsisten muchos afanes para impedir esa recuperación, pero también hace falta encarar los desafíos tremendos para devolverle la confianza a esa población y confirmar, con hechos, que no hay marcha atrás.
Ayer publicamos un interesante trabajo relacionado con las compras directas de medicamentos que realiza el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) en el que se evidencia que en el tema de los medicamentos hay enorme trabajo por hacer porque sigue siendo una fuente de negocios turbios que se realizan en el campo de la salud, área que debiera ser sagrada porque implica el mismo derecho a la vida. Ya nos acostumbramos a que vivimos en un país donde las medicinas son, sobre todas las cosas, un negocio redondo, dejando atrás la razón fundamental de su existencia que es la debida atención a enfermos que requieren tratamientos.
El IGSS es un ejemplo de cómo se gasta el dinero del pueblo a manos llenas y sin el menor control o auditoría porque mediante las compras directas simplemente se opera en el marco de acuerdos entre los proveedores y los funcionarios que autorizan las adquisiciones. El Instituto Guatemalteco de Seguridad Social es una institución gubernamental autónoma cuya fundación, cabalmente, fue uno de los mayores logros del gobierno del doctor Juan José Arévalo, padre del actual Presidente.
Su creación fue un avance extraordinario en el tema de la salud al proteger a todos aquellos que se convirtieron en afiliados y que contribuyen, junto a los patronos, en el financiamiento de un sistema para atender casos de enfermedad o accidentes; como todo en el país, sin embargo, se terminó convirtiendo en presa de los grupos que han sabido diseñar mecanismos para enriquecimiento ilícito y es necesaria su recuperación para devolverle su verdadera esencia.
Pero hoy en día sirve de ejemplo para evidenciar toda la podredumbre que gira alrededor de los medicamentos, situación que viene de muchos años y que ningún gobierno ha querido enfrentar, sin duda porque muchos proveedores de medicinas se han preocupado por financiar las campañas políticas para mantener intacto su negocio.
Si Arévalo, como dijo en su mensaje en redes sociales, pretende recuperar al país, tiene que entrarle a uno de los más viejos y rentables trinquetes, ese que dejamos en evidencia al publicar la forma en que la compra directa sirve para evadir controles y fiscalización, más muchos de los otros vicios que hemos podido documentar.