Foto: Gobierno de Guatemala- Diseño: La Hora/ Alejandro Ramirez
Foto: Gobierno de Guatemala- Diseño: La Hora/ Alejandro Ramirez

El temporal que estamos viviendo no sólo ha afectado de diversas formas a los guatemaltecos sino vino a desnudar la pésima calidad de obras millonarias que se deshacen, literalmente, a causa de un aguacero; La Hora publicó esta semana lo ocurrido con la carretera entre Palín y Santa María de Jesús, municipios de Escuintla y Sacatepéquez, de apenas 11 kilómetros, pero que fue construida por la firma 4 Carriles S.A. a un exagerado costo de 91.5 millones de quetzales. En esa inauguración, criticada porque se dijo que la ruta era para beneficiar terrenos propiedad de Giammattei Falla, estuvo presente el entonces diputado y ahora condenado en Estados Unidos, José Ubico y el Presidente en su discurso lo elogió afirmando que era un gran amigo.

Tres días después de ese costoso colapso, también en Palín, un vehículo cayó en el hundimiento de otras de las obras de Giammattei, con lo que se evidencia que la corrupción no únicamente se traduce en el desvío de fondos públicos, sino en los mamarrachos que se construyen y que no soportan las inclemencias del tiempo.

Pero lo peor de todo es que nuestro Ministerio Público oye todo esto como oír llover porque no hace el menor intento por investigar el tipo de materiales y la calidad de la obra para deducir las responsabilidades correspondientes. En cualquier lugar del mundo el colapso de alguna obra de infraestructura se investiga para procesar a los constructores en caso haya existido alguna deficiencia causante de la destrucción, pero nuestro MP está más preocupado en enviar delegados a Estados Unidos para negociar con los trumpistas el levantamiento de las sanciones emitidas contra muchos operarios de la corrupción en Guatemala, razón por la que no hace su trabajo en cuanto a la posible comisión de hechos delictivos.

Expertos han dicho que la corrupción ahora no se produce sólo por el pago de comisiones, sino hay además una pactada sobrevaluación de las obras y la tolerancia para el uso de materiales de nula calidad. Alguien dice que una obra que puede tener un costo real de un millón de quetzales, para usar números redondos, se termina haciendo con ciento cincuenta mil quetzales lo que se logra con “ahorros” en cantidad y calidad de los insumos. Por si ello fuera poco, la misma obra no se contrata por un millón ciento cincuenta mil (para cubrir el 15 por ciento de comisión) sino se termina contratando por más de veinte millones.

Tal es el calibre de la corrupción que se pacta con las autoridades guatemaltecas y eso explica por qué se cae la infraestructura y por qué hay tanto recurso para financiar el sistema de impunidad que protege a contratistas y funcionarios implicados en los negocios.

Redacción La Hora

post author
Artículo anteriorEurocopa 2024: Austria se impone ante Polonia y lucha por llegar a octavos de final
Artículo siguienteComisión de Economía del Congreso inicia discusión de ley para sociedades de capital mixto