Coincidirán en estos días eventos deportivos que van a captar la atención de la mayoría de guatemaltecos; la Eurocopa, la Copa América y luego las Olimpíadas permitirán a gente en todo el mundo entretenerse con los diferentes partidos y eventos que serán difundidos mundialmente en las próximas semanas. El deporte, con toda la pasión que genera, sigue siendo sin duda la mayor entretención para personas de todas las edades y sexos que disfrutan de las transmisiones que hacen los diversos medios televisivos.
En el caso de Guatemala esto permitirá, por unos días, que la gente se desentienda un poco de la seria situación de un país que no atina a encontrar el rumbo ordenado por los ciudadanos en las urnas, lo que ha generado altos niveles de frustración entre quienes realmente soñaron que con su voto podrían dar un golpe de timón para desmantelar las poderosas mafias que se enriquecen con la sucia utilización de los recursos del Estado. Millones estarán viendo quiénes avanzan en Europa y en América en el torneo de selecciones de fútbol y esperando que algunos guatemaltecos puedan recibir alguna medalla de oro, luego de haber estado a punto de que nuestros atletas no participaran, justamente por la corrupción que generó una disputa entre largos.
Creemos que el gobierno tiene que aprovechar este momento de distracción de la ciudadanía para armar cuadros que puedan diseñar estrategias que faciliten el logro de grandes acuerdos nacionales que nos permitan terminar con tan profundos y perversos entramados. El tiempo está en contra del gobierno de Bernardo Arévalo que tiene que recobrar ese respaldo popular tan determinante que se vio en las urnas durante las dos vueltas del proceso electoral del año pasado, pero para ello hace falta que se puedan ver estrategias firmes a fin de iniciar la transformación.
Lo que sí podemos asegurar es que esas semanas de distracción de la ciudadanía por el tema del deporte serán usadas por los grupos mafiosos para incrementar su poder y seguir minando la capacidad del régimen para marginarlos; mientras todos estemos pendientes del deporte, los operarios de la corrupción no van a descansar ni un momento y, por el contrario, aprovecharán la circunstancia para incrementar su poder. Por ello es que el gobierno de Arévalo tiene la obligación ineludible de centrarse en el diseño de políticas y estrategias que permitan a la mayoría de chapines, opuestos a la corrupción, alcanzar los acuerdos para crear un poderoso frente común que inicie el cambio para generar oportunidades.
Ojalá que la gente de gobierno no se siente ante los televisores a ver los partidos y las competencias olímpicas, sino que sepan aprovechar la coyuntura para, primero, encontrar la ruta y luego generar esa nueva gran alianza que una a la gente honesta que valora los principios.