Foto Banco de imágenes de canva - Diseño La Hora / Roberto Altán

La inexistencia de efectivos sistemas de transporte colectivo obligan a los guatemaltecos a movilizarse por sus propios medios y ello ha incrementado la cantidad de vehículos y, sobre todo, de motocicletas que circulan por miles en todas las vías públicas; en las redes sociales abundan videos y comentarios sobre la ausencia de un verdadero orden que haga seguro el tráfico de las motos porque sus conductores literalmente hacen lo que les da la gana, sin respectar carriles ni altos o semáforos en rojo en la inmensa mayoría de casos.

La cantidad de accidentes mortales en los que se ven envueltos los motociclistas debiera ser suficiente como para que las autoridades entiendan la magnitud del problema y la necesidad absoluta de establecer reglas claras para terminar con la total anarquía que se tiene que vivir diariamente en calles, avenidas y carreteras. Aparte del abuso, que continúa, a pesar de los operativos realizados, de las carreras clandestinas que se practican en la vía pública, el tema es mucho más complejo porque es evidente no solo el irrespeto a las normas de tránsito, sino la cantidad de conductores que obviamente no tienen noción de la responsabilidad que significa manejar en la vía pública.

De aquí a que en Guatemala pueda funcionar un sistema eficiente de transporte público que pueda atender la demanda, no solo de los habitantes del Municipio de Guatemala sino de toda el área metropolitana, pasará demasiado tiempo y serán muchas las vidas que se pierdan por ese caos existente. Por ello es que tanto las Policías Municipales de Tránsito como los agentes de la Policía Nacional Civil que se ocupan de esa materia, deben implementar acciones orientadas a la divulgación y promoción de las normas esenciales del tráfico, pero ejecutar urgentemente operativos para sancionar a quienes las irrespeten.

No será cosa fácil resolver el problema porque la verdad es que es abrumadoramente inmenso el porcentaje de conductores que no respetan ni siquiera las más elementales leyes de tránsito; y mientras eso no se logre, seguiremos viendo no solo la forma en que destruyen los espejos de los carros sino, lo más serio y lamentable, como exponen miles de vidas. El Instituto Nacional de Ciencias Forenses ha dado abundante información sobre la enorme cantidad de muertes que ocurren por accidentes en los que se ven envueltas las motocicletas, pero ni eso sirve para generar un poco de responsabilidad.

Los accidentes en moto y su efecto en las emergencias de los hospitales se han convertido en una nueva pandemia, silenciosa, mortal y provocadora de mucho dolor en miles de familias guatemaltecas. Quienes utilizan las motos deben tomar conciencia y actuar con responsabilidad.

En el país de la eterna impunidad y ausencia de respeto elemental a las leyes no es posible generar mínimos de orden y de respeto; pero es obvio que urge hacer algo para empezar a poner orden en ese mortal caos que prevalece en todas las vías públicas.

Redacción La Hora

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