Foto La Hora - Diseño Alejandro Ramírez

En lo que es un evidente esfuerzo por insistir en la “confidencialidad” del Pacto Colectivo de Condiciones de Trabajo que pretenden negociar en absoluto secreto, Joviel Acevedo y la dirigencia sindical de los maestros acudieron tanto al Ministerio Público como ante el Procurador de los Derechos Humanos para denunciar “amenazas que ponen en peligro su vida y la de sus familias”. Ante el MP Acevedo acusó a directamente al Presidente Bernardo Arévalo y a la Ministra de Educación, Anabella Giracca de formularlas, aunque hace algunas semanas se quejó simplemente de que ambos “sabían de tales amenazas” y no dijeron absolutamente nada.

El repudio social ante la “reserva” que ha prevalecido en los Pactos Colectivos firmados con diferentes gobiernos, hace que Acevedo busque el apoyo de quienes considera sus aliados y quiere como protectores. Tanto el PDH Alejandro Córdova como la Fiscal Consuelo Porras fueron nombrados por Giammattei y Martínez dentro de las acciones para controlar todas las instituciones y, por ello, el dirigente del magisterio espera que cumplan con sus compromisos.

El Pacto Colectivo es una negociación que se hace con las organizaciones de trabajadores para establecer mejores condiciones de trabajo y en el caso del sector público, siendo el dinero que lo debe sufragar parte del erario y, por lo tanto, sujeto a fiscalización ciudadana, la confidencialidad no procede desde ningún punto de vista. Los ciudadanos tenemos derecho a saber cuál es el acuerdo entre el Ministerio y el Sindicato, no sólo para enterarnos del costo financiero del mismo, sino lo que el alumno y los padres de familia obtendrán como beneficio luego de cualquier aumento salarial.

La educación en Guatemala es posiblemente uno de los problemas más serios que tiene el país como lo demuestran las pruebas que se hacen a los alumnos en temas como matemáticas y comprensión de lectura, elementos básicos de la enseñanza y donde hemos ido retrocediendo. El maestro que históricamente fue un profesional devoto y entregado a la tarea de formar a niños y jóvenes, perdió mucho de su mística porque la dirigencia lo utilizó para negociar aumentos salariales a cambio de apoyo incondicional e irrestricto a los gobiernos corruptos.

La función del maestro se volvió vital para que, ante cualquier amenaza, esos gobiernos dispusieran de un apoyo absoluto. Hoy lo que se reclama es que el Pacto Colectivo deje de ser un acuerdo para respaldar políticamente a un gobierno y se traduzca en el compromiso por mejorar la calidad de la enseñanza y eso es lo que Acevedo ve como una gran amenaza para su vida. Sin duda se refiere no a la vida misma, sino a la clase de vida que puede llevar gracias a esos sucios acuerdos y a la que, si se negocia pensando en los alumnos, seguramente tendría que renunciar.

Redacción La Hora

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