Como ha ocurrido en casi todas las instituciones del país, el poder de las mafias ha logrado imponerse para dominarlas a lo largo y ancho del espectro nacional y el Colegio de Abogados no se ha librado de esa forma de cooptación, situación que tiene enorme importancia ahora porque en tres semanas se deberá elegir a la planilla que represente al gremio en las Comisiones de Postulación para Magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de las Salas de Apelaciones.
Las prebendas del sector público han permitido conformar aplanadoras que han sido decisivas en pasadas oportunidades para garantizar que subsista el control sobre el poder judicial, con todo lo que ello significa y representa en términos de impunidad. Ha sido tal ese peso que muchos de los abogados ajenos a las mafias terminan apartándose de los procesos, quizá con la idea de no avalar o ser comparsa de la forma en que opera la entidad gremial.
El caso es que, como dijimos en editorial anterior, Guatemala se juega el todo por el todo con el próximo proceso para elegir a quienes por cinco años ejercerán las magistraturas tanto en la CSJ como en las diferentes Salas de Apelaciones y esa batalla arranca, precisamente, con la elección de los representantes del Colegio de Abogados en las comisiones encargadas de postular a los candidatos para que el Congreso haga la elección final. No compartimos la tesis de que los malos son más que los buenos y por ello creemos que es el momento de mostrarlo en las urnas cuando llegue el momento de elegir.
Hay diez planillas inscritas y algunas se mueven en medio de lo que ya es tradición, derrochando mucho dinero para, literalmente, comprar votos de los abogados a lo largo y ancho del país, mientras que otras dependerán de la claridad de su mensaje para colocarse como representantes de quienes comparten con el resto de la ciudadanía, el sueño de combatir frontalmente la corrupción que tanto daño nos ha hecho y que tiene en una justicia a su servicio, la mejor garantía para continuar operando a su sabor y antojo.
La historia de las Comisiones de Postulación tiene que ver con un sueño para arrebatar a los políticos el poder absoluto de decisión para controlar a todos los operadores de justicia, entregándolo a la Academia; tristemente la idea terminó saliendo al revés de lo que se esperaba porque las mafias, ni lentas ni perezosas, se dedicaron a copar, controlar y corromper a la Academia.
Es un momento histórico en el que toda la gente deseosa de cambiar el estado de cosas, para cumplir con lo que los ciudadanos decidimos en las urnas, tiene que participar para derrotar a las mafias que operan con tantos recursos mal habidos.