Seguir la pista del dinero es el mecanismo más eficiente para detectar la corrupción pues, de una u otra manera, quienes se hacen de fondos mal habidos deben encontrar mecanismos para “lavar” el dinero, es decir encontrar formas para cambiar grandes cantidades de dinero obtenidas de delitos, como el saqueo de los fondos públicos, a fin de introducirlo “ya limpio” al sistema financiero de un país. En Guatemala, por ley, le corresponde a la Intendencia de Verificación Especial (IVE) cumplir con la función de establecer el origen legal del dinero en circulación, y de su cuidadosa vigilancia depende en mucho el combate a las distintas operaciones del crimen organizado.
En el gobierno de Alejandro Giammattei y Miguel Martínez, uno Presidente y el otro Jefe de Jefes, según él mismo proclamó, el titular de la IVE en la Superintendencia de Bancos empezó siendo Saulo de León, y durante más de dos años no detectó ninguna anomalía en cuentas vinculadas con ellos o con las empresas contratistas del Estado. Gracias a ello en el 2022 dejó de ser jefe de la IVE para ser premiado con el cargo de Superintendente de Bancos de Guatemala.
Una investigación de La Hora permitió el acceso a la información pública sobre la enorme cantidad de veces que ese funcionario se reunió con Alejandro Giammattei en la Casa Presidencial y se comprobó que hubo muchas juntas que se prolongaban por horas en las que se discutían muchas cosas. Lo que llama la atención es que en todo ese tiempo no hubo ni una sola acción para investigar el flujo de capitales que pudieran llegar a Martínez. ¿A juzgar por la IVE, no hubo ningún indicio de corrupción digno de investigar?
El nombramiento de Saulo de León como Superintendente se produjo después de varias reuniones privadas con Giammattei (la SAAS no informa si también con Martínez) y se genera la duda si el funcionario fue premiado por el desempeño de su función a cargo de la Verificación Especial.
Hay contratistas del Estado que recibieron miles de millones. Algunos de ellos, hasta sancionados bajo la teoría que eran quienes le manejaban el dinero a Miguel Martínez. Si ese dinero entra a las arcas de las entidades de forma bancarizada (com paga el Estado), ¿qué pasa después? ¿Quién sigue esas rutas?
Eso es lo que genera sospecha y se despierta mucha duda, por decir lo menos, que quien debía hacer esas alertas haya sido nombrado. Los funcionarios incómodos para Giammattei y Martínez terminaron repudiados por ambos. Los que eran cómodos y aliados, fueron premiados y por eso que la de León debe demostrar con hechos que su lealtad es a las leyes y no a la pareja que nos gobernó.
Después de la experiencia de Benito, quien no pudo lavar tanto dinero mal habido, es obvio que los fajos de billetes no quedaron en ninguna maleta. Sin embargo, esa misma IVE que fue capaz, por ejemplo, de detectar un préstamo en dólares que alguien hizo a Bernardo Arévalo e informó al MP, no pudo o no quiso averiguar nada de a dónde iban a parar los miles de millones amasados en el gobierno que rompió todos los récords de Corrupción.
Caso interesante que, con un Ministerio Público fuerte y firme pero, sobre todo, apegado a la ley, habría forzado ya a investigar a quienes desde la IVE pudieron encargarse de encubrir el lavado de tanto dinero.