En la foto, Allan Rodríguez y Shirley Rivera, ambos presidieron el Organismo Legislativo durante el gobierno de Alejandro Giammattei.
En la foto, Allan Rodríguez y Shirley Rivera, ambos presidieron el Organismo Legislativo durante el gobierno de Alejandro Giammattei. Diseño: Alejandro Ramírez/La Hora

Los diputados han sido convocados para sesionar hoy y mañana, en lo que podría ser el fin de esta polémica legislatura que sacó varias veces las uñas, pero se terminó luciendo el 30 de noviembre con las aprobaciones apresuradas de un Presupuesto altamente cuestionado y la eliminación del derecho de antejuicio a cuatro magistrados del Tribunal Supremo Electoral sin que el pleno entrara a conocer a fondo los señalamientos y las pesquisidoras se conformaran de acuerdo a la ley.

Las dos sesiones tienen la característica de que en ambas se buscará dejar amarrados algunos puestos para miembros de la actual legislatura que de esa forma pretenden anclarse en la administración pública luego de dejar sus curules en el Congreso. Hoy se quiere juramentar a los que dirigirán Conamigua (Centro Nacional de Atención al Migrante Guatemalteco) y destaca quien ya fue electo Subsecretario, el todavía diputado Julio Lainfiesta Rímola, quien ni siquiera tiene visa para ir a Estados Unidos, donde están prácticamente todos los migrantes chapines.

Por supuesto se sabe que Conamigua nunca ha hecho gran cosa por los guatemaltecos que se encuentran en el extranjero y más que nada ha sido una especie de beca para quienes son designados para hacer uso de los privilegios y recursos que ofrece la institución, pero la actitud de los diputados al cierre de su período es una muestra de lo que han sido estos cuatro años. Y si bien Lainfiesta Rímola no fue reelecto, son muchos los que sí lograron quedar para otros cuatro años en los que esperan seguir con los mismos procedimientos.

Ciertamente se logró evitar la vigencia de un presupuesto absolutamente antitécnico y pro corrupción, pero no se puede pasar por alto que en los próximos cuatro años tendremos el mismo tipo de Congreso, dada la continuidad de la mayoría de los actuales diputados, lo que será un serio problema para las posibilidades de cumplir el mandato popular de acabar con el modelo de corrupción. Y los ciudadanos tendrán que mantener atención a lo que ocurre y se hace en el Organismo Legislativo porque allí es, justamente, donde se concretó ese control total de las instituciones nacionales que será recordado como el mayor “logro” de Giammattei.

Las dos sesiones de esta semana, tristemente, no significan el fin de las prácticas ya habituales en nuestro poder legislativo sino son, simplemente, la última muestra de hasta dónde llegó el descaro en el uso de los poderes públicos para beneficiar a los que se prestan al juego siniestro del saqueo de los fondos públicos, usados para beneficio personal en vez de servir para promover el desarrollo integral de los guatemaltecos.

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