Editorial
En la parte izquierda de la imagen: Miguel Martínez, exjefe del extinto Centro de Gobierno; Ángel Pineda, secretario general del Ministerio Público (MP); Consuelo Porras, Fiscal General del MP. En el centro de la imagen se encuentra el presidente de la República de Guatemala, Alejandro Giammattei; y Rafael Curruchiche, jefe de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI). Foto: Alejandro Ramírez / La Hora.

Desde el punto de vista estrictamente legal, pareciera que está totalmente despejado el camino para la transmisión de mando en la que debe tomar posesión el nuevo presidente, Bernardo Arévalo, y la vicepresidenta, Karin Herrera. Más allá de la resolución de la Corte de Constitucionalidad (CC), que afianza los resultados electorales, todo el marco legal debe verse como una fuerte coraza para defender la democracia, a lo que se suma la preocupación internacional y la actitud firme de guatemaltecos que no han cesado de manifestar y expresarse contra los que se han empeñado en dar un Golpe de Estado.

Si viviéramos en un país apegado a derecho, en el que todos respetan las leyes, empezando por las instituciones llamadas a garantizar la legalidad, nadie debiera tener ninguna preocupación porque todo el entramado asegura y garantiza que el 14 de enero Guatemala debe tener un nuevo gobierno, nuevos diputados y nuevos alcaldes, electos todos libremente por los ciudadanos que ejercieron el sufragio. Sin embargo, los hechos hacen que se tenga que mantener un peculiar estado de alerta porque está demostrado que, al margen de la ley, el empeño por sepultar la democracia y garantizar larga vida al sistema de la corrupción sigue latente porque hay quienes no quieren perder a la gallina de los huevos de oro.

Cuando quienes deben perseguir el delito se encargan de incurrir en actitudes cuestionables para ir contra algunos que sienten incómodos, pero se hacen de la vista gorda en los temas de corrupción del Centro del Gobierno, todo cabe en lo posible y no se puede descartar ninguna barrabasada. Por burdas que sean las acciones, tal y como lo hemos venido viendo desde que se conocieron los resultados de la primera vuelta electoral que sorprendieron a quienes se sentían confiados por la gran alianza con más de 200 alcaldes.

La última conferencia de prensa del Ministerio Público por el caso Semilla puede parecer la gota que rebalsó el vaso por lo torpe y grosero de las exposiciones en las que se llegó a hablar de la total nulidad del proceso electoral, pero a ello hay que sumar lo que se ha ido conociendo como la componenda de dirigentes del partido Creo con el mismo MP para aprovecharse y revertir también el resultado de la elección de alcalde de la ciudad capital.

En la confianza está el peligro reza el viejo refrán que, tristemente, se cumple siempre porque son muchas las ocasiones en que todo parece estar bien, momentos en que uno sabe que la ley está de su lado y se atiene, mientras que las mentes perversas aprovechan esa situación para dar su golpe final.

Sin caer en alarmismos, creemos necesario seguir firmes y vigilantes para evitar que, por confiados, venga el Golpe tan repudiado.

 

 

Redacción La Hora

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