Antejuicio pestilente

En el año 2020 un abogado presentó un antejuicio contra el vicepresidente Guillermo Castillo por supuestas anomalías en el nombramiento de una funcionaria, caso que permaneció dormido a lo largo de casi cuatro años pero que después de la segunda vuelta se volvió “importante” para la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y que ya le dio trámite enviándolo al Congreso. Decimos que es un caso pestilente porque a pesar de que para mucha gente el Vice dejó de tener peso, como se dice en el lenguaje popular, es notoria la velocidad que se ha dado a este proceso que parece orientado a removerlo del cargo para allanar el camino a alguien más afín e identificado con el sistema imperante.

Desde agosto se viene hablando de la trama para no entregarle el poder al Presidente Electo y que para ello necesitan que, tras dar luz verde a la cacareada versión del fraude electoral, el Congreso decida a quién se le entrega la banda presidencial, tomando en cuenta que Giammattei ha dicho que entregará el cargo el 14 de enero como manda la Constitución. Si el presidente no está, tiene que asumir el vicepresidente y nadie quiere jugarse los riesgos que significa que alguien distanciado de quienes tienen el control absoluto de las instituciones sea investido.

Lo primero que deberá hacer el Congreso es “sortear” la designación de los miembros de la Comisión Pesquisidora y diputados mal pensados bromean sobre la existencia de amaños mediante la utilización de pelotas de diferentes pesos, para que de la tómbola salgan antes las más pesadas que corresponden a los que convienen para acelerar el antejuicio. Y es que si bien la decisión final corresponde al pleno, sin que el dictamen de la Pesquisidora sea vinculante, es un hecho que la comisión podría tardarse más de la cuenta en el trámite y eso no conviene a ciertos intereses que pretenden que Castillo deje de figurar como el sucesor de Giammattei.

Esos diputados mal pensados dicen, sonriendo, que el sistema ya ha funcionado en otras ocasiones y que los sorteos pueden ser muy fácilmente amañados mediante la utilización de esas pelotitas que son y funcionan, literalmente, como los dados cargados. También dicen que los trámites finales para anular la elección de Bernardo Arévalo estarán en salmuera hasta que se resuelva el tema de la Vicepresidencia y por ello la urgencia para revivir un antejuicio que estuvo inmóvil durante casi cuatro años.

Mañana martes veremos, tras la sesión de jefes de bloque, para cuándo agendan el “sorteo” de una comisión capaz de meter el acelerador en el trámite.