En la foto, el presidente Alejandro Giammattei, Miguel Martínez y Consuelo Porras.
En la foto, el presidente Alejandro Giammattei, Miguel Martínez y Consuelo Porras. Diseño: Alejandro Ramírez

En estos tiempos en los que abunda la desinformación, tanto en redes sociales como mediante la manipulación mediática que conviene a los principales actores del sistema político, es muy importante que quienes hemos asumido el compromiso claro y público de defender la voluntad popular expresada en las urnas, actuemos con firmeza, pero con la necesaria verificación sistemática de los hechos para no sumarnos a las bandas del engaño y la mentira.

Ayer el diario norteamericano New York Times publicó en sus redes sociales una pertinente aclaración luego de que, al ocurrir el ataque con explosivos a un hospital en la ciudad de Gaza, publicó la versión de las autoridades de Hamas, en el sentido de que el ataque había sido realizado por Israel. Con el correr de las horas se pudo demostrar que el ataque había sido lanzado desde posiciones palestinas, por lo que el mencionado diario ha hecho una pública rectificación en la que indica que redoblarán su compromiso para verificar ampliamente las noticias que publican.

En el periodismo siempre ha sido un tema de delicado balance el de la inmediatez para dar a conocer las informaciones y la efectiva verificación de los hechos, entendiendo que la prioridad siempre debe ser trasladar la información veraz, aunque ello signifique sacrificar de alguna manera la velocidad para transmitirla. Y en ambientes como el que se vive en el Cercano Oriente o el que ahora vivimos en Guatemala, donde hay tantos actores interesados en sembrar confusión y llevar agua a su molino, los medios tenemos que ser mucho más cuidadosos.

Hay situaciones en las que las acciones se realizan prácticamente en la clandestinidad, sin dar la cara, como puede ser lo que ahora sucede con los planes para descarrilar el proceso electoral, acción que, de momento, nadie acepta estar realizando aunque mediante los procedimientos de verificación adecuados, la prensa ha podido comprobar que sí existe una trama orientada a alcanzar ese fin. Fuentes que por obvias razones no quieren ser citadas, proporcionan información valiosa que los periodistas tenemos que transmitir pero, a falta de la posibilidad de mencionar a los informantes, se tiene que asumir la responsabilidad de realizar dobles o triples verificaciones para informar de manera precisa sobre la verdad de lo que está ocurriendo.

Esos temas, tan comunes en nuestra profesión, se vuelven mucho más importantes y delicados cuando está en juego algo tan crucial como la defensa de la democracia en el país y es obligado redoblar el esfuerzo, como ahora lo hace el New York Times con el conflicto de Gaza, de corroborar las noticias.

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