Un ciudadano, anónimo, activa la inmediata reacción del Ministerio Público que con urgencia llega a donde están las boletas de la elección pasada, abre las cajas y mete la mano en un tema que es competencia exclusiva del Tribunal Supremo Electoral (TSE); la acción, ejecutada a velocidad de rayo contrasta con las acciones que el mismo MP deja de realizar en casos que involucran la muerte de guatemaltecos en crímenes, hechos que no ameritan esa celeridad ni despiertan en los fiscales la motivación para actuar con idéntica diligencia.
Preguntado ayer el Ministerio Público (MP) por las investigaciones sobre el asesinato de un cardiólogo, respondió que se siguen analizando los videos disponibles, tarea en la que llevan más de un mes; y eso sin contar con los videos de otro crimen vinculado, el del gerente del hospital en el que también atendía a sus pacientes y era directivo el médico asesinado. El crimen del gerente, ocurrido en diciembre, se quedó igual, es decir, que, si acaso, se han revisado los videos sin que haya el menor avance.
Cuánto darían los familiares de esas dos víctimas, así como los del tendero, del repartidor, el activista, del niño asesinado en disparos dirigidos a sus padres por lograr que esa extraordinaria diligencia que muestra el MP en los casos relacionados con la última elección y que parecieran encaminados a impedir que se consume la voluntad popular expresada libremente en las urnas. Diariamente, mueren muchos guatemaltecos en actos de violencia cometidos por criminales que operan en absoluta impunidad. En los casos referidos, del gerente y el médico del Hospital Herrera Llerandi, se dijo claramente que el modus operandi de los sicarios fue exactamente el mismo y ni por eso hay algún esfuerzo por dilucidar los hechos.
El MP, ha dicho Curruchiche, está para proteger a todos aquellos que han sido víctimas de un delito, como es el incluir a alguien en los listados de un partido utilizando firmas falsas. Y es cierto que se debe atacar ese procedimiento que ha sido tan corriente en nuestra política a lo largo de muchas décadas, pero es intolerable que mientras eso consume enormes esfuerzos y hasta lleva a actuar en campos que no son competencia del MP, en los temas puntuales de su obligación de investigar delitos que cobran vidas, no se ve la misma diligencia.
No digamos cuando, por ejemplo, se produce alguna muerte por efecto de la corrupción, porque ya sabemos que ese delito, en particular, tiene fiscales que, como los tres monos sabios, no ven, no oyen y no dicen nada.
Los sicarios pueden operar tranquilos porque, si mucho, los fiscales se pasan meses viendo videos de sus crímenes sin que de los mismos puedan obtener alguna pista.