El panorama está más claro luego del papel que jugó la Corte de Constitucionalidad ante el Amparo del TSE y las acciones de Semilla; porque es evidente que la CC no va a dejar sin amparo a Consuelo Porras y a Curruchiche, quienes seguirán empeñados en descarrilar el proceso electoral para impedir que sea investido Arévalo como Presidente de la República. Y es que tales acciones no son un capricho aislado sino parte de toda una estrategia de las instituciones controladas por la corrupción para mandar por un tubo la voluntad popular expresada en las urnas y que fue abrumadoramente contraria al régimen actual.
Tanto la integración de la CC como el nombramiento de Porras fueron actos dirigidos y ejecutados dentro del esfuerzo por lograr el control completo de las instituciones para facilitar la corrupción y garantizar impunidad a quienes se encargan del saqueo de los fondos públicos y todo ello fue dirigido desde la misma Presidencia de la República. En consecuencia aunque, con la misma firmeza que dijo que no quería ser recordado como un hijo de tantas más, ahora Giammattei diga que entregará la presidencia a Arévalo, lo cierto es que está en marcha una conspiración absoluta, dirigida desde el más alto mando, para dar un tortazo a la ciudadanía que se expresó en las urnas.
A estas alturas todos los sectores sociales han expresado su condena a las maniobras contra la democracia pero ello no detiene ni detendrá a los que se ha propuesto aferrarse a las posiciones que les han sido tan útiles y, sobre todo, que les garantizan que no deben responder penalmente por los actos de corrupción ejecutados. De suerte que las cartas están echadas y debemos tener claro el panorama para asumir, como ciudadanos, el papel que nos corresponde en defensa del Orden Constitucional y de la democracia. Los ojos del mundo están pendientes de Guatemala porque en todos lados se ha percibido el trasfondo de lo que ocurre en el país y con el papel de la CC, enviando todo amparo a una Corte Suprema de Justicia que todos sabemos cómo fue integrada, no queda forma de mantener el beneficio de la duda.
El papel del presidente electo en este momento es crucial al convocar a todos los sectores, sin distinción alguna, que creen en la democracia para dar un paso al frente en defensa de la constitucionalidad que, como hemos venido diciendo desde que el MP emprendió sus acciones tras la primera vuelta, ha sido vulnerada repetidamente mediante acciones que no aceptan el calificativo de legales porque son burdas maniobras para impedir que se concrete la voluntad popular.