Usamos la expresión que utilizó (con el tino que le caracteriza) Fo en su caricatura que hoy publica Prensa Libre, porque así como el “accidente aéreo” en Rusia en el que pereció el principal enemigo de Putin huele a venganza, también ese olor emana de las distintas acciones que se mantienen en contra de quien triunfó en los comicios y del Tribunal Supremo Electoral (TSE). No es secreto que en una sociedad mañosamente polarizada a situaciones extremas, el triunfo de Arévalo ha despertado muchas pasiones, no solo entre quienes propagan las ideas extremistas, sino también entre quienes se tragan esas teorías malignamente diseñadas.
Ayer la CIDH otorgó medidas cautelares de protección a favor de Bernardo Arévalo y Karin Herrera, luego de recibir informaciones sobre situaciones de riesgo contra ambos. De hecho, mucho antes de las medidas, hasta el mismo gobierno se había visto obligado de brindarles seguridad por amenazas previas, no únicamente con agentes de la SAAS que legalmente están obligados a protegerlos, sino también con elementos de la fuerza pública asignados específicamente para ese fin. Tenemos conocimiento que esa protección se hizo efectiva desde hace varios días ante informaciones del efecto de tanta campaña de envenenamiento generada por aquellos que se resisten a admitir el resultado de la voluntad popular.
Por supuesto que la seguridad es indispensable en medio de un ambiente que, con las acciones penales que se arman contra los candidatos, el partido y la autoridad electoral, se mantiene exacerbado porque se hace obvio que importantes y poderosos actores del sistema actual, que destruyó el Estado de Derecho en el país, siguen y seguirán moviendo cielo y tierra para evitar que se acabe su reinado.
Hay tantas expresiones que generan dudas que el ambiente se mantiene realmente tenso. Desde un Presidente que dice que entregará el poder al Congreso “por si se atrasan”, hasta la amenaza de diversos procesos penales para descarrilar la transición previa al 14 de enero. Las redes sociales están llenas de mensajes de odio, sistemática y cuidadosamente colocados para envenenar a aquella parte de la opinión pública que se ha casado con alguno de los extremismos artificialmente generados.
Todo ello porque no anticiparon jamás que la población guatemalteca mostraría tan categóricamente su hartazgo ante un sistema que muy burda y descaradamente puso a todas las instituciones al servicio de la corrupción y creó el andamiaje perfecto para asegurar total impunidad a los responsables del saqueo del erario. Y es tanta su desesperación que hasta se arriesgan a exacerbar esa actitud masiva de la población con esos actos desesperados.