Fernando Villavicencio
El ex asambleísta y candidato presidencial, Fernando Villavicencio, hace gestos frente a la Fiscalía General de la República en Quito el 8 de agosto de 2023. Foto: Rodrigo Buendía / AFP. Edición y Diseño: Alejandro Ramírez / La Hora.

El asesinato del candidato presidencial de Ecuador, Fernando Villavicencio, ha causado conmoción mundial porque es una muestra del poder de la corrupción a la que el fallecido aspirante a la Presidencia se enfrentó, tanto en su papel de periodista investigador como de miembro del Congreso. A pocos días de las elecciones, que se celebrarán -como en Guatemala- el próximo 20 de agosto, un grupo de sicarios atacó al político que salía de una actividad de campaña y a pesar de su custodia fue acribillado a tiros, recibiendo varios impactos en la cabeza.

Desafortunadamente, la ambición de un poder corrupto, que se embolsa miles de millones en operaciones que en nada benefician a sus pueblos, es demasiado grande como para exponerse a perder esas oportunidades que han ido construyendo paso a paso a lo largo de varios años y que, en algunos casos, llegan a la prostitución absoluta de todas las instituciones. Porque ya nadie piensa en la gente, mucho menos en su bienestar, ya que todos los empeños están dirigidos a mantener esa viña inagotable que termina produciendo cantidades inimaginables de dinero que se reparten los actores de esos tenebrosos acuerdos.

Se habla en Ecuador de una acción de grupos vinculados al narcotráfico que florece en países donde las autoridades no piensan más que en hacer negocios y obtener el máximo beneficio que pueda proporcionar el ejercicio del poder. Las alianzas entre políticos y narcotraficantes, con fines perversos de asesinato, quedó en evidencia cuando la DEA documentó que en un almuerzo en el que inclusive participó el entonces presidente Jimmy Morales, el entonces candidato, Mario Estrada, ofreció dinero para eliminar a una contendiente que consideraba riesgosa para sus propósitos.

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No hay labor más riesgosa que la de enfrentar a la corrupción desde la escena política, sobre todo si se genera confianza y credibilidad entre la población, porque ello enciende todas las alarmas de las muchas fuerzas del mal que han trabajado para garantizar larga vida al saqueo de los fondos públicos en medio de un clima de impunidad garantizada por la cooptación del sistema. Villavicencio se distinguió por su empeño en contra de la corrupción, que emprendió en la investigación periodística y luego lo llevó al Congreso, que fue recientemente disuelto para anticipar la elección presidencial. Y fue esa trayectoria de confianza y credibilidad la que lo colocó en las encuestas en posición que generó el miedo.

Ecuador está viviendo horas críticas y trágicas tras ese ataque armado que segó la vida de uno de los políticos que no vaciló en explicar el daño que hace la corrupción, encendiendo las alertas en otros sitios también prostituidos por el robo descarado.

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