Editorial
Foto de archivo, 04 de mayo de 2023. En la imagen, Joviel Acevedo, caminando por la 7a. avenida de la zona 4, rumbo al Congreso de la República. Foto: José Orozco / La Hora.

En el sindicalismo, como en la llamada Viña del Señor, hay de todo y así como existen sindicatos que se organizan para defender derechos de los trabajadores y negociar para mejores salarios a cambio de excelencia en el trabajo, hay otros que se convierten en organizaciones de chantaje para negociar aspectos que nada tienen que ver con la relación laboral. Organizaciones que funcionan alrededor de aglutinar una fuerza política para chantajear y, en el caso del sector público, a ser comparsa de la corrupción y apañar cualquier abuso o exceso a cambio de aumentos de sueldo que no implican mejora de la calidad del servicio.

Ese tipo de sindicatos, por supuesto, son muy útiles políticamente y cuando el sistema se ve en peligro, lo que significa que se pueden terminar esos pactos entre los líderes sindicales con autoridades complacientes que dan los aumentos a cambio de apoyo político y manifestaciones cuando el gobierno lo requiera, entran en la jugada como lo hacen aquellos alcaldes que movilizan votos a cambio de asignaciones presupuestarias para embolsarse el dinero público.

Hay denuncias de personal del Estado que pertenece a sindicatos en el sentido de que sus “líderes” les están amenazando con que pueden perder el empleo si no comprueban, llevando una foto de la papeleta, que votaron a favor de quien ahora goza del total apoyo del oficialismo. No importa que sea la misma persona a la que Giammattei ofreció en campaña que metería a la cárcel, puesto que esa promesa, como la de disolver la SAAS y salir del Parlacén, era puro engaño para atraer el voto de los bobos que creyeron en la cantaleta.

Nadie puede sentirse sorprendido del papel que juega esa “dirigencia sindical” porque es cabalmente lo que vienen haciendo desde hace años, embolsándose buenas cantidades de dinero cada vez que “negocian” un pacto colectivo en el que la parte relacionada con la prestación de servicio no tiene absolutamente nada que ver porque todo es sucia componenda.

Pero por el nivel de la denuncia se evidencia que todavía queda en el magisterio dignidad que le convirtió en uno de los gremios más respetados en la historia del país por su civismo y compromiso, no solo con la sociedad, sino con los niños y jóvenes a los que tienen que educar. A lo mejor la presión que se le está poniendo era lo que hacía falta para retomar su rol y que este 20 de agosto sean parte de ese giro que está dando la ciudadanía para acabar con los vicios.

 

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