Editorial
En la foto, de izquierda a derecha, Álvaro Uribe, expresidente de Colombia; Bernardo Arévalo, candidato presidencial por Movimiento Semilla; y José María Aznar, expresidente del Gobierno de España. Foto: AFP / Archivo / La Hora.

IDEA-Democrática, la Iniciativa Democrática de España y las Américas, es un foro integrado por “ex Jefes de Estado y de gobierno conservadores que desde la sociedad civil y en sede de la opinión pública internacional, observa y analiza los procesos y experiencias democráticos iberoamericanos, reflexionando sobre las vías y medios que permitan la democracia donde no existe o su reconstitución donde se ha deteriorado”, y emitió un comunicado sobre la situación de Guatemala tras la elección de primera vuelta.

Y la lista de 23 exgobernantes, que incluye a personajes muy admirados por el conservadurismo guatemalteco, como Álvaro Uribe y José María Aznar, aparece firmando un comunicado sobre la difícil situación que se vive en Guatemala por la intención de eliminar de la contienda al movimiento Semilla y su candidato Bernardo Arévalo. La preocupación de IDEA-Democrática no es defender a alguien afín a su ideología, sino simple y sencillamente hacer ver el terrible daño que para la democracia significan las maniobras burdas que se vienen implementando en Guatemala para aniquilar lo que queda de democracia.

Y es que el control absoluto de las instituciones que se llegó a concretar en el marco del aliento a la corrupción y la impunidad, está ahora por culminar con el irrespeto a la voluntad popular que se manifestó el día de las elecciones, tanto con la gente que votó nulo o a favor de un candidato antisistema, como por los ciudadanos que se abstuvieron de participar por no creer en el modelo actual. Los exgobernantes de España y América Latina comparan la situación de Guatemala bajo Giammattei con la de Venezuela bajo Maduro, en cuanto a esfuerzos por evitar la participación de candidatos que cuestionan y critican el sistema.

No es una lucha, pues, de izquierdas y derechas, sino una lucha entre los que creen en la democracia y quienes quieren atropellar la voluntad popular simplemente porque no les gustó el resultado. Es una lucha entre ciudadanos y autócratas que se manifiesta cada día con mayor ímpetu en nuestra misma Guatemala, donde se están produciendo situaciones gravísimas para anular una elección que, contra todo pronóstico, dejó fuera a casi todos los que habían pactado con el sistema.

La ciudadanía guatemalteca no está sola en su lucha para enfrentar la terquedad de un manotazo que persiste como una amenaza latente para el proceso electoral. La comunidad internacional, sin sesgos ideológicos, se ha ido pronunciando; Demócratas y Republicanos en Estados Unidos han pedido a Biden que impida el manotazo, lo que evidencia que la polarización que se ha montado aquí entre izquierdas y derechas es una tendenciosa manipulación más que una realidad.

Redacción La Hora

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