Los informes internacionales sobre los niveles de pobreza existentes en Guatemala nos tienen que preocupar a todos porque ese abandono es generador de la migración que destruye a miles de familias que, ciertamente, reciben remesas que les permiten vivir mejor, pero ello es a costa de la separación del ser querido que se ve obligado a buscar el sueño americano. Y son muchos los factores que influyen, pero evidentemente la sana inversión de capital únicamente vendrá en la medida en que consolidemos un Estado de Derecho para que cualquier inversionista sienta la garantía de que al hacer las cosas bien podrá operar con certeza y eficiencia.

Por ello es de suma importancia lo ocurrido esta semana en Washington donde diez empresas multinacionales asumieron voluntariamente el compromiso de promover el Estado de Derecho como elemento indispensable para enfrentar los serios problemas que se derivan de las condiciones sociales. La vicepresidenta de Estados Unidos es promotora de una vigorosa alianza para Centroamérica con la participación de Grupo Mariposa, Corporación AG, Pantaleón, Mastercard, Microsoft, PepsiCo, PriceSmart, AgroAmérica y Park Dale Mills, empresas que asumen un compromiso serio, no solo para que sus acciones generen bienestar para los habitantes de esta región, sino que también un compromiso claro de luchar por el imperio de la ley y el combate a la corrupción.

Vemos en Guatemala, concretamente, que los esquemas de corrupción siguen intactos y en la actualidad mucha de la gente ya ni reacciona ante evidentes actos de saqueo del erario público. Y esa deliberada y persistente destrucción del Estado de Derecho para garantizar impunidad ante la constante corrupción, se convierte en un obstáculo muy serio para inversionistas honestos que tienen que competir con quienes compran favores.

La responsabilidad social empresarial se manifiesta cabalmente cuando se plantea la necesidad de rescatar el Estado de Derecho para acabar con el tráfico de influencias existente y que caracteriza en mucho el modelo de operación de un sistema donde todo tiene un precio y todo se puede hacer si se paga la coima correspondiente. La propuesta de esas empresas es encomiable porque marca una determinación de marcar un rumbo distinto a las prácticas que se han vuelto corrientes en nuestro medio, dando ejemplo de que se puede crecer y prosperar siendo parte de la solución y alejados de los vicios.

Ojalá que el ejemplo sea seguido por otras empresas y por ciudadanos que entienden el efecto devastador que en el país y para su gente ha tenido la destrucción del Estado de Derecho.

 

Redacción La Hora

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