El Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, al anunciar la nueva lista Engel, dijo que los pueblos de Centroamérica merecen la oportunidad de crear más democracia, prosperidad y seguridad en la región y que mediante la publicación de la lista correspondiente al 2022 de quienes minan la democracia o se implican en corrupción, su país está apoyando esa construcción de un futuro más brillante. El tema, por supuesto, resulta polémico y quienes fueron incluidos se sienten agraviados y reclaman la presunción de inocencia porque no fueron objeto de ningún proceso penal en el que fueran condenados, además de que se esgrime el tema de la soberanía que algunos sienten pisoteada con la formulación de esas listas que incluyen a funcionarios públicos.
No se puede entender la relación entre Washington y nuestros países sin tomar en cuenta el tema de la migración irregular que se ha convertido en un serio problema político para Estados Unidos, sobre todo luego del ambiente negativo contra los latinos que llegan a ese país y que fueron tipificados por Donald Trump como violadores y criminales de la peor calaña. Y es obvio que la causa de la migración está en los temas mencionados por Blinken, es decir, la democracia mancillada, la falta de prosperidad que se traduce en ausencia de oportunidades y la inseguridad derivada de la impunidad y manoseo de la justicia.
En otras palabras, Estados Unidos percibe que la corrupción y el menoscabo de la democracia son factores fundamentales en esa ya prolongada ola migratoria que ha llevado a millones de centroamericanos a viajar a ese país en busca de las oportunidades. Y a falta de acciones internas para terminar con la impunidad, elaboran esa lista en la que, como pasa con la justicia, no están todos los que son, pero destaca la inclusión de fiscales y jueces porque tienen enorme responsabilidad en la forma de apañar vicios que terminan robando no solo los fondos públicos, sino la esperanza y la oportunidad a nuestros pueblos.
Todo listado será siempre polémico y dará lugar a comentarios que van desde ponerse a disposición de las autoridades norteamericanas para que se les investigue hasta la expresión de que “de todos modos no me interesa ir a Estados Unidos”, como han dicho algunos que guardan la esperanza de que, si regresara Trump al poder, serían borrados de la lista y reivindicados, razón por la que invitan y se relacionan con los trumpistas.
Como ha sucedido anteriormente, las listas levantan ronchas y dan materia para la polémica, sobre todo en el marco de nuestra aguda polarización.