Editorial
Foto La Hora.

De golpe e inesperadamente le llegó a Bernardo Arévalo el momento de ejercer el poder tras una semana cargada de hechos complejos y tenebrosos que dieron lugar a la ola de acciones del Ministerio Público (MP) en contra del gobierno. Pareciera que el anuncio que se hizo sobre acuerdos con Estados Unidos, que facilitarían la intervención de entidades como el FBI, la DEA y hasta la CIA en la necesaria lucha contra diversas formas de crimen organizado, hicieron reventar esa olla de presión provocada por el esfuerzo de las mafias por garantizar absoluta impunidad, situación legal que conviene a todas las organizaciones criminales.

Anoche el Presidente decidió asumir el poder que ejerce y, entendiendo la dimensión de la crisis, anunció en cadena nacional que luchará contra esa arremetida, convocando a todos los sectores sociales a definirse y tomar partido en este momento crítico de nuestra historia en el que la desesperación de las mafias pone en riesgo la democracia y persigue el control de las instituciones para tener el poder absoluto. Vivimos las vísperas de lo que será el 2026 para esas mafias que no quieren perder control y llega el momento del ciudadano que quiere vivir mejor, con más oportunidades e inversiones para responderle al honrado que las reclama a gritos. Llegó para los ciudadanos el momento decisivo en el que tendrán que entender la profunda dimensión de la crisis y la necesidad de definiciones si queremos realmente reencauzar a Guatemala y acabar con la dictadura de las diversas formas de crimen organizado.

El Presidente se dirigió anoche a todos los sectores para hacer ver el gravísimo momento que vivimos y la necesidad de definirnos ante la embestida que estamos sufriendo. Pudiera pensarse que lo ocurrido fue una especie de acción desesperada de la mafia ante la certeza de que en pocos meses deberán dejar los cargos que han manipulado para asegurar que la protección a los ladrones siga sin problema alguno, pero es obvio que la causa es mucho más profunda.

La frontal lucha encabezada por la Fiscal General, acompañada de su séquito en el MP y del Juez Orellana, busca que sus aliados en otras instancias, tanto en el Congreso como en todas las Cortes, reaccionen. Sin duda por el tema de la cooperación internacional contra el crimen organizado -léase traficantes, pandillas y las poderosas mafias de la corrupción- sienten pasos de animal grande y por ello dispusieron tomar el poder en el Ejecutivo para detener esos acuerdos que pueden exponerlos seriamente.

No es una simple disputa de poder entre dos grupos políticos sino la lucha por la sobrevivencia de un sistema que se nutre de la corrupción absoluta para facilitar acciones ilícitas de todo tipo, sin ninguna sanción legal. Su poder es enorme y, por lo tanto, la unión de la gente decente, honesta y trabajadora es absolutamente necesaria si queremos evitar con firmeza el manotazo que va mucho más allá de simplemente salir de Arévalo y su gente.

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