JERUSALÉN
AP

Israel suspendió hoy la mayoría de los permisos especiales concedidos a palestinos para visitar el país durante el mes sagrado del islam, el Ramadán, y reforzó las patrullas policiales en Tel Aviv después de que dos palestinos mataran a cuatro israelíes en una balacera anoche en la ciudad.

COGAT, un organismo de defensa israelí, dijo que se cancelaron 83 mil permisos para que palestinos de Cisjordania visitaran a sus familiares en Israel durante el Ramadán. Israel considera que estos permisos son un gesto de buena voluntad hacia los palestinos.

Los permisos para los residentes en la Franja de Gaza también quedaron en suspenso, tanto los que dan la posibilidad de visitar a familiares a Israel, como los de viajes al extranjero y aquellos para rezar en la mezquita Al Aqsa en Jerusalén, agregó el COGAT.

Además, el ejército bloqueó los permisos de trabajo para 204 familiares de los atacantes de ayer y evita que palestinos salgan o entren del pueblo cisjordano de Yatta, su localidad natal. Según el COGAT, el acceso o salida de la ciudad está permitido solo en casos humanitarios o médicos.

En Tel Aviv hay agentes desplegados por las calles, principalmente en las inmediaciones de las estaciones de autocar y tren de la ciudad, explicó el portavoz de la policía, Micky Rosenfeld. Los ciudadanos iraquíes regresaron pronto a su rutina: la terraza de la cafetería donde se registró la balacera estaba abierta al público de nuevo el hoy por la mañana.

Dos palestinos abrieron fuego anoche cerca de un popular mercado al aire libre en el centro de Tel Aviv y mataron a cuatro israelíes, además de herir a por lo menos otros cinco antes de ser detenidos, en uno de los ataques más letales de una ola de violencia que dura ya ocho meses.

El incidente tuvo lugar en el mercado Sarona, un conjunto de edificios rehabilitados que se han transformado en lugar popular entre los turistas por sus tiendas y restaurantes. El complejo está enfrente de un cuartel del ejército israelí y suele estar lleno de viajeros y soldados jóvenes uniformados.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se reunió con el responsable de Defensa y de la seguridad del país poco después del ataque, antes de visitar el lugar de los hechos. Calificó la balacera de «asesinato a sangre fría cometido por terroristas despreciables», según un comunicado de su oficina.

Hamas, el grupo islámico que gobierna Gaza, celebró el ataque pero no se atribuyó la autoría. Mushir al Masri, funcionario de Hamas, dijo que la balacera era una «operación heroica» y el grupo más tarde emitió un comunicado prometiendo a los «sionistas» más «sorpresas» durante el Ramadán.

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